La hora de la verdad (Foto: Andina)
La hora de la verdad (Foto: Andina)

Luego del controvertido cierre del Congreso, el país volvió a las urnas con un resultado que es más de lo mismo.

Se expulsó a un puñado de congresistas conocidos, repudiados por méritos propios o presiones mediáticas. Se fueron también un grupo de perfectos anónimos que entraron en 2016 por golpe de suerte gracias a Fuerza Popular y a otros partidos que no se tomaron la molestia de filtrar candidatos.

En el Perú los partidos son vientres de alquiler de oportunistas e instrumentos de maquinaria populista. Luego de la trifulca armada por el presidente, antifujis, antiapristas, caviares e indignados, la verdad nos vuelve a sorprender. Volvieron los que sin vocación de servicio ni trayectoria irrumpen en política con hambre de poder y codicia. Excepciones habrá.

Ya comenzaron a destacar caudillos populistas antisistema, que aprovechándose de la inoperancia del Gobierno, ofrecen seguridad ciudadana, educación, salud universal, vida digna sin inversión, trabajo reducido y fusilamientos masivos. Y comenzaron también las interpretaciones de “entendidos” sobre resultados electorales, algunas dan risa.

Señores, el Perú no es de la izquierda, menos de la derecha capitalista. El Perú es informal, chicha, mercantilista, con líderes populistas, y de necesidades insatisfechas, donde el 80% no contribuye al Estado en la generación de bienestar.

Comencemos por formalizar el país. Hagamos que paguen impuestos todos los que generan valor, dejemos trabajar y enseñemos a elegir, procuremos funcionarios idóneos para la gestión pública y castiguemos a los verdaderos ladrones, comenzando por Barata y esa sarta de corruptos que bailaron al son de Lava Jato.

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