(Foto: Presidencia)
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Finalmente, las bancadas congresales votaron ayer y Martín Vizcarra se salvó, holgadamente, de la vacancia presidencial.

Edgar Alarcón, la punta de lanza de ese golpista impenitente llamado Antauro Humala, no podía llevarse de las narices a tanto ingenuo.

La jornada para definir la moción de vacancia tramitada con premura el jueves 10 de setiembre fue agotadora; la mayoría de congresistas pidieron la palabra para repetir lugares comunes, involucrar a la historia y manosear al pueblo en esa colisión de vanidades en la que se han enfrascado con el Ejecutivo.

Minutos antes de recibir al presidente Martín Vizcarra en el Pleno, premonitoriamente, el presidente del Parlamento, Manuel Merino de Lama, les pidió cordura a sus colegas en tanto, les dijo: “El respeto que se merece la investidura de la presidencia de la República”. Y no le faltó razón, pues en casi todo el debate, los escrúpulos estuvieron ausentes, a tal punto que algunos de los congresistas más razonables tuvieron que pedir serenidad y responsabilidad a sus colegas.

La precariedad, el cortoplacismo y el oportunismo que caracteriza a la gran mayoría de los políticos que ahora padecemos se impusieron en casi todas las horas que duró el tire y jale: Meléndez, de Alianza para el Progreso, hizo gala de una soberbia abrumadora y Burga, de Acción Popular, y Vega Antonio, de UPP, lo acompañaron prestos.

Pero lucieron su calaña cuando, al terminar el debate sobre la vacancia, burlándose del reglamento del Congreso y de todos los peruanos que habían pasado el día entero esperando saber por dónde irían los destinos de la nación, suspendieron la votación para votar otro proyecto de ley que no tenía nada que hacer con lo que durante horas se había debatido. Una falta de respeto que los ciudadanos no debiéramos olvidar.

El actual Congreso es una vergüenza. Pero también es cierto que ayer Martín Vizcarra les dio, en parte, la razón: se presentó al Pleno sin confirmar su asistencia previamente, con un gesto demasiado airado y, en lugar de pedir disculpas por lo que todos le escuchamos decirles a sus secretarias, leyó un discurso en el que se mostró arrogante al cuestionar la validez de los audios, negó que haya cometido algún delito y omitió, por completo, mencionar el caso Swing.

Los representantes del Frepap, por ejemplo, que se abstuvieron cuando se votó la admisión de la moción, dijeron finalmente que votarían a favor de la vacancia porque el presidente no se había referido, siquiera, al tema de fondo.

Para poner las cosas en su verdadera dimensión, la autenticidad y el valor judicial de los audios, y la calidad de los delitos que estos revelan, los determinará la Fiscalía, y Martín Vizcarra enfrentará a la justicia a partir del 29 de julio de 2021.

Pero un juicio político, en medio de la pandemia, el desempleo y la crisis económica que enfrentamos, era inaceptable.


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