La gratitud
La gratitud

En la vida hay premios y regalos. Los premios nos los ganamos, pero los regalos son dados por pura generosidad.

Se dice que no hay nada gratis, ¿pero es así?

No son gratuitas las estrellas, el mar, el sol y hasta algunas maravillas hechas por los humanos (¿la música por ejemplo?)

Lo cierto es que la vida está llena de regalos. Pero algunos viven pensando que el mundo les debe, y se la pasan enfocados en aquello que falta en lugar de ver lo que sí les tocó. Está también el que vive comparándose y, por ende, está destinado al sentimiento de inferioridad o de superioridad, o a una mezcla de ambos.

La gratitud no solo está comprobada que eleva nuestros niveles de serotonina (el neurotransmisor de la felicidad) sino que también disminuye la ansiedad y el miedo.  Es decir, la persona agradecida tiende a pensar en positivo y no por ello ignora los riesgos o peligros. El corazón agradecido está pensando en todos los aviones que no se caen, en todas las cosas buenas que también pueden pasar, y de esta manera las atrae. La gratitud es como un imán de la suerte, y además trae fe y esperanza.  Algunos creen que primero tiene que llegar la felicidad para ser agradecidos, pero es al revés: la gratitud trae felicidad.

Esto puede sonar muy optimista, y no faltará el que diga que “al optimista le faltan datos”. Pero no se trata de una gratitud que evada el sufrimiento, o que no incluya los aspectos dolorosos de la vida.

La famosa metáfora del vaso a medio llenar donde algunos ven el vaso “medio vacío” y otros lo ven “medio lleno” se puede mirar de una tercera manera:  El vaso está a la vez medio lleno y medio vacío. El quid del asunto reside en que uno puede decidir, libre y voluntariamente, ver el vaso PRIMERO por el lado medio lleno, y luego si uno quiere por el lado faltante. Al hacerlo en ese orden uno recibe desde adentro una carga  a-racional que es lo que se conoce como motivación, prima hermana de la gratitud. Esa es la fuerza que nos lleva a por más,  no negando lo negativo de este mundo, sino manteniendo una actitud positiva y agradecida.

Como decía el gran Viktor Frankl:  “A pesar de todo... Sí a la vida”.

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