La estrategia del miedo
La estrategia del miedo

Conforme el polvo se va asentando y el escenario se aclara, es más evidente que el ex procurador Ramírez fue expectorado por tocar las puertas equivocadas. Tocó la de los ministerios involucrados para buscar una solución a la controversia con Odebrecht por el Gaseoducto del Sur, que estaba por ir al Ciadi. Lo que no sabemos es por qué no tocó la del Sistema de Coordinación y Respuesta del Estado en Controversias Internacionales de Inversión, que es el organismo competente. Aun así, fue despedido sin explicaciones públicas, con lo que el gobierno despertó sospechas sobre la transparencia de sus acciones. No había razón para que nieguen una coordinación necesaria. A cambio, ni ganó la gracia de sus opositores ni de quienes se han mantenido como incondicionales.

Los únicos felices han sido los que insisten en tumbarse el acuerdo con Odebrecht. Lograron un remezón y crearon la confusión que buscan. Lo hicieron a punta de histeria sin fundamento, pero así es la oposición necia. Exigen que los funcionarios hagan su trabajo, pero si lo hacen, les saltan al cuello. Ya cayeron en cuenta de que en el gobierno pocos quieren estar cerca de cualquier cosa que se llame Odebrecht. Basta que aparezca ese nombre para que la papa caliente pase de mano en mano. Eso ocurre en este caso y en muchos más. El miedo paraliza y solo ganan quienes quieren que todo fracase.

Un funcionario asustado es uno que no sirve y que es capaz de despertar una crisis tan innecesaria como la que derivó en el último dominó ministerial. ¿Cómo superar el miedo? Con transparencia y claridad. Con la ley en la mano, sabiendo que al frente hay leones asustados que, mientras más cercados estén, harán lo necesario para librarla. A los ministros no les queda otra que ajustarse bien el fajín y mirar bien a todos lados.

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