“La ciencia y la tecnología, la formación ciudadana y el descubrimiento del propósito de cada uno de nuestros alumnos debe ser el nuevo eje de la educación en el futuro”.  (Foto: AP)
“La ciencia y la tecnología, la formación ciudadana y el descubrimiento del propósito de cada uno de nuestros alumnos debe ser el nuevo eje de la educación en el futuro”. (Foto: AP)

El contexto de la pandemia ha hecho mucho más visible la importancia de la investigación y la ciencia. El estudio y el análisis a detalle del virus, el desarrollo de pruebas de detección y de las vacunas son claros ejemplos.

Cabe entonces reflexionar sobre nuestro rol desde las escuelas para fomentar el pensamiento científico en los estudiantes. Los niños desde pequeños tienen curiosidad científica y una de nuestras principales tareas es no dejar que esa curiosidad se apague. Hay que plantearles retos y motivarlos a investigar. A plantear y comprobar o descartar hipótesis, a cuestionar y a analizar.

La información hoy es mucho más accesible, incluyendo aquella que es falsa o ha sido distorsionada. Por ello, debemos enfocar nuestra formación al pensamiento crítico de los niños y jóvenes. Debemos dotarlos de herramientas para contrastar, cuestionar e investigar. Abandonemos la obsesión por las matemáticas y la comunicación. Trabajemos en la formación de los estudiantes más allá de esos dos cursos. Eso no significa que no sean importantes, pero un mundo como el de hoy, y el de mañana, requiere mucho más que eso.

La ciencia y la tecnología, la formación ciudadana y el descubrimiento del propósito de cada uno de nuestros alumnos debe ser el nuevo eje de la educación en el futuro. Debemos seguir trabajando para brindar a nuestros estudiantes una educación que vaya más allá de las matemáticas y la comunicación y los forme como personas responsables, éticas, con una clara visión de lo que quieren hacer en su vida y con un dominio de las ciencias y la tecnología.