(GEC)
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El presidente Pedro Castillo tuvo la gran oportunidad de dar la cara y responder públicamente, ante la Comisión de Fiscalización del Congreso, a las graves imputaciones que se le hacen en la Fiscalía, que lo sitúan a la cabeza de una organización criminal que asignaba obras públicas fraudulentamente en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones.

El mandatario prefirió hacer caso a sus abogados y escabullirse recurriendo a leguleyadas sobre la actuación del grupo de trabajo. Un desplante que lo pinta de cuerpo entero y lo vuelve a dejar muy mal parado ante la ciudadanía. Un presidente que le teme al escrutinio de la ley es un presidente que definitivamente algo –y no poco– está ocultando.

No olvidemos que, al mismo tiempo, ha lanzado un proyecto de ley para amenazar a fiscales y jueces que filtren información a la prensa sobre las investigaciones que realizan, así como ha presentado otro para cambiar las reglas de juego del juicio político en el Congreso. Ambas, descaradas maniobras de evasión y ocultamiento que solo aumentan la opacidad bajo la cual Castillo pretende blindar su gestión ante el abigarrado tonelaje de denuncias que acumula en menos de un año de mandato.

Empecinado enemigo de la transparencia, la intención del Gobierno con estos proyectos de ley es, pues, clarísima: evitar que la ciudadanía conozca del avance de las investigaciones fiscales y periodísticas que pesan sobre el mandatario y su círculo íntimo. De dicha norma no solo se beneficiaría él. También parientes, amigos y socios que en estos momentos se encuentran en calidad de prófugos de la justicia; además de otros funcionarios actuales y de exgobiernos acusados de corrupción.

El Consejo de la Prensa Peruana ya ha emitido un comunicado alertando sobre la amenaza contra los derechos ciudadanos y la libertad informativa que implica el delito que Castillo y los suyos pretenden crear por la difusión de información fiscal reservada en casos penales.

Sus abogados podrán decir lo que quieran, pero que un presidente de la República no tenga la entereza moral de salir a responder uno por uno los gravísimos y documentados cargos que se le hacen es una auténtica vergüenza para el país.

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