La copa se mira pero no se toca
La copa se mira pero no se toca

La Copa Libertadores y Copa Sudamericana son los torneos de clubes más importantes de América. La primera, la más antigua y prestigiosa, se disputa desde 1960 y ya tiene 60 campeones. La otra se juega desde 2002 y 18 equipos ya levantaron el trofeo. Uno de ellos, el de 2003, se lo llevó Cienciano del Cusco, el único equipo peruano en conseguir un título en estas copas.

Pero el tiempo pasa y aquel trofeo logrado por los rojos del Cusco va quedando como una pieza de museo, como un viejo recuerdo difícil de renovar. Es que como va la organización de nuestros torneos, que año tras año se cambian, con clubes sin la infraestructura necesaria para trabajar —mucho menos en sus categorías menores—, con autoridades que rigen el fútbol y que persisten en decisiones equivocadas y antojadizas, poco se podrá avanzar. Pero si esto pasa con la Primera División, se multiplican los inconvenientes con los clubes que participan en la Segunda División. Encima el año pasado jugó en contra el tema de la pandemia, pero no es la disculpa por lo que ocurre en las últimas décadas.

La única forma de crecer es con instituciones sólidas, con planificación, con directores y entrenadores capaces y profesionales; solo así se podrá encontrar el talento en verdaderos semilleros que nutran al deporte peruano. No por algo clubes argentinos, brasileños y uruguayos acaparan los trofeos en la Libertadores: ganaron 52 campeonatos de 60 torneos disputados, y la cuota va a seguir creciendo cuando este 30 de enero se enfrenten los brasileños Santos y Palmeiras por un título más. Lo mismo pasará en la Sudamericana este día 23 cuando disputen los argentinos Lanús y Defensa y Justicia la máxima corona. Casi siempre los mismos países.

Entonces, la receta es conocida; para cosechar hay que sembrar. Tenemos grandes distritos como Villa El Salvador al sur, Ventanilla en el Callao y San Juan de Lurigancho al este, solo por citar tres, que bien podrían ser polos de desarrollo en actividades deportivas, con canchas suficientes y complejos equipados. En Argentina, Brasil y Uruguay los clubes de fútbol e instituciones deportivas cuentan desde hace muchos años con sedes y campos propios, los que además hay casi en cada distrito. Es que allí las autoridades del gobierno y de la comuna se proyectaron a futuro desde hace más de 50 años y vieron en el deporte el enorme pulmón que significa para la sociedad. Si queremos buenos ajedrecistas, necesitamos tableros; si buscamos títulos y grandes jugadores de fútbol, se necesitan canchas de fútbol.

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