Carlos Kukin Flores murió a los 44 años en su casa, ubicada en San Miguel. (Foto: GEC)
Carlos Kukin Flores murió a los 44 años en su casa, ubicada en San Miguel. (Foto: GEC)

No había pasado ni media mañana desde la muerte de ‘Kukín’ Flores y ya circulaban por grupos de Whatsapp las fotos de su cuerpo tendido en el suelo. Al poco tiempo, las imágenes aparecieron en redes junto a comentarios en tono de burla. Mientras tanto, periodistas llegaban jadeantes al barrio del ídolo chalaco para preguntar a los vecinos si ayer hubo juerga en su casa, en lo que terminó siendo una clase maestra de morbo que solo fue superada por comentarios lanzados desde el podio de la moral del tipo “‘Kukín’, si hubieras querido”. Como si ‘Kukín’ no hubiera intentado. Como si el ascenso no fuese tan duro y todos hubiesen estado ahí para darle una mano. ¿Qué sabemos sobre su vida, sus ángeles y sus demonios quienes no lo hemos conocido?

Es fácil soltar un “pudo ser mejor”, pero es bastante difícil ponerse en los zapatos de quien enfrenta una realidad que impone límites. No todo se logra gritando un marketero “sí se puede” ni leyendo a los Coelhos que saturan anaqueles. La vida es bastante más compleja que un eslogan de autoayuda.

A estas alturas, lo que importa es la magia que deja el que se va y, sobre eso, el argentino Ángel Cappa lo dice mejor que cualquiera en ¿Y dónde está el fútbol?: “En ese mismo partido, cada vez que el 10 del Aurich agarraba la pelota, el fútbol se vestía de gala, y a pesar de los nervios que me producía, en el fondo yo tenía ganas de que se la dieran siempre para poder disfrutar de ese talento. Era ‘ Kukín’ Flores, uno de los mejores en su puesto que vi en los últimos años. Hábil, de toque exquisito, de gambeta demoledora, buena pegada y una lectura inteligente del partido, cosas que, sin exagerar, lo acercaban a crack. Es posible que Chemo, a quien le tocó enfrentarlo casi siempre mano a mano, pocas veces lo haya pasado peor”.

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