Alberto Fujimori retornó al penal Barbadillo luego de anularse indulto humanitario y recibir el alta médica en la clínica Centenario. (Foto: Agencia Andina)
Alberto Fujimori retornó al penal Barbadillo luego de anularse indulto humanitario y recibir el alta médica en la clínica Centenario. (Foto: Agencia Andina)

Es, cuando menos, curioso que Fuerza Popular promueva hoy un proyecto para que Alberto Fujimori cumpla arresto domiciliario, tras su regreso a la Diroes. Se trata de un proyecto presentado por el congresista Miki Torres para permitir que los reos mayores de 70 años terminen su condena en casa.

El dictamen que beneficiaría a Fujimori dice que este privilegio será para aquellos “cuyas condiciones carcelarias pongan en riesgo su vida, salud e integridad, así como trastornos mentales crónicos irreversibles; o tener alguna discapacidad física permanente que afecte su capacidad de desplazamiento”.

En realidad, más que una anécdota, la posición del keikismo califica como arrepentimiento, sino es más bien una incoherencia clamorosa. El mismo Miki Torres, a través del Twitter, afirmó que “(Fujimori) volverá a la cárcel porque quienes lo odian cuestionaron el indulto humanitario que le otorgaron”. El Miki Torres de hoy odia al Miki Torres de fines de 2017.

Fue él quien entonces zarandeó a Kenji Fujimori en las galerías del Congreso, y a la vista de todas las cámaras de los cronistas parlamentarios, cuando se inclinó en contra de la vacancia a PPK canjeando esa posición por una gracia para su padre. El odio del keikismo contra Kuczynski pudo más que “un hombre enfermo del corazón, con hipertensión arterial, gastritis hemorrágica y que ha tenido episodios recurrentes de cáncer”. Esta última cita también la escribió el Torres de hoy contra el de ayer.

Fue tan soberbio y brutal el apetito de Fuerza Popular por PPK que fueron ellos los que criticaron furiosamente el indulto a Fujimori; y fueron ellos los que desprestigiaron tal gracia. No solo eso, sacaron del Congreso a Kenji y a los que lo secundaron por haberlo promovido. El keikismo mató al fujimorismo; el final de los Fujimori en suma.