(GEC)
(GEC)

Hace pocos días, en este mismo espacio, recordábamos lo mucho que le debe nuestra democracia a una reciente generación de magistrados honestos y de elevado profesionalismo en el Ministerio Público y el Poder Judicial, que comenzaba a cambiar la imagen y la realidad de la administración de justicia en el país.

Pero la sospechosa decisión de un juez en Tarapoto, que paraliza un notorio megacaso de narcotráfico y colaboración con el terrorismo, prestándose a una jugarreta que solo favorece a los acusados, demuestra que en el Poder Judicial queda todavía bastante por fumigar.

El último martes, el juez César Mariano Méndez Calderón ordenó al grupo especial de Inteligencia Orión de la Policía Antidrogas y a la Fiscalía contra el Crimen Organizado “el cese inmediato de todo acto de investigación que se viene realizando contra Miguel Arévalo Ramírez”, luego de que la defensa de quien es conocido como ‘Eteco’ interpusiera un astuto hábeas corpus para ganar tiempo adicional a los 10 meses que ya llevaba postergado el proceso, debido a la pandemia.

En lo que constituye un duro golpe para la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, la disposición del juez Méndez –quien, además, cuenta con antecedentes en fallos a favor de investigados por delitos de corrupción– ha sido calificada como prevaricadora y aberrante por diversos letrados, entre los que se encuentran el fiscal Álvaro Rodas y la procuradora antidrogas Sonia Medina.

Una medida insólita y a todas luces escandalosa, que permitirá que el investigado por formar una organización criminal cuyas redes –según las prolijas investigaciones del fiscal a cargo del caso– se extienden a Colombia, México y los EE.UU., siga eludiendo a la justicia, pues, aunque se sabe que reside en los alrededores de Miami, el sospechoso, Arévalo Ramírez (a) ‘Eteco’, continúa ‘no habido’.

El juez Méndez Calderón no ha hecho sino recordarnos los oscuros tiempos cuando los negocios turbios que se hacían en Tocache eran apadrinados por un Poder Judicial en manos de Montesinos. Todo indica que esos padrinos, ya con otros “capos”, se mantienen vivitos y cobrando.

TAGS RELACIONADOS