Kenji Fujimori
Kenji Fujimori

Lo justo se ha banalizado en el Perú, trocándose por el acomodo o la conveniencia. Los casos son varios e inaceptables. El relativismo puede ser una forma de ver la vida, pero no una práctica social donde se involucre al Estado, que integramos todos, incluidos los antisistema.

1) Richard Concepción Carhuancho está en la picota. Su recusación, planteada por la defensa de Humala-Heredia, depende de la Primera Sala Penal de Apelaciones. Esta ya sacó del juego a sus homólogos de la Segunda Sala Penal, a pedido también de los Humala-Heredia, basándose en el cuestionadísimo fallo del Tribunal Constitucional que los liberó arguyendo que los veintitantos jueces que fallaron por la prisión preventiva no fundamentaron bien, existiendo peligro procesal. Pero no dice que hay parcialidad de los jueces, menos que deben ser apartados. Cuando se preguntó a los magistrados Blume y Espinoza (¿será el “ojitos” de las agendas de Heredia?) si el fallo sacaría al juez Concepción del caso, respondieron: de ninguna manera. Hay precedentes en los que no separaron al juez. El abogado Nakazaki dijo que la recusación de Concepción es lógica. Y todos tenemos grabado lo escrito en las agendas de Nadine: “El juez se puede escoger”. Añadiríamos: fina cortesía del TC. ¿Ganarán los buenos?

2) Hay un intenso y apasionado debate sobre si deben ser desaforados los congresistas Kenji Fujimori y adláteres. El delito, la falta o la inmoralidad, llámelo como desee, es repudiable. Comprar congresistas para traerse abajo la vacancia presidencial y favorecer una causa particular –el indulto a Fujimori– es inadmisible. Promover el transfuguismo cual cobrador de microbús es repugnante. Nuestro país, nuestra práctica política no requieren de esto. Ensucia y descompone las ya alicaídas instituciones. Si se actúa con el hígado frente a los ‘Avengers’ (vaya ridículo nombre), buscando una Mesa Directiva antifujimorista, colegiremos que –en el Congreso por lo menos– por la plata baila el mono. Este caso es igual al transfuguismo vivido en la época de Fujimori-Montesinos.

3) Lesly Shica es una joven abogada admirable. Su historia de vida, similar a la de muchos peruanos, está en las redes. En resumen: pobreza, carencias de todo tipo y un empeño extraordinario por salir adelante. La zumbaron de su trabajo en el Midis por opinar en Facebook (¡plof!) sobre la impertinente contratación de una ex emerretista en el despacho de una congresista del Frente Amplio, organización donde estuvo inscrita Liliana La Rosa, actual ministra del Midis. Surrealista, cruel y parcializado. Mientras el presidente Vizcarra defiende la designación del premier, cuestionado por su vicepresidenta y congresista ppkausa, Lesly no puede exponer lo que piensa. La ministra le dijo que no podía enjuiciar al Congreso (¡replof!) y que renunciara. El premier Villanueva parece respaldarla, ¿la reincorporará?