¿Cuánto debe esforzarse un Advíncula (mi futbolista favorito) para acceder a las oportunidades de un equivalente en los EE.UU., Alemania o Italia? (Foto: Prensa FPF)
¿Cuánto debe esforzarse un Advíncula (mi futbolista favorito) para acceder a las oportunidades de un equivalente en los EE.UU., Alemania o Italia? (Foto: Prensa FPF)

Gracias a los noticieros locales, es doblemente atractivo disfrutar de la lectura y películas rentadas. La serie El Juego Inglés nos narra los orígenes del fútbol como un juego exclusivo de la clase alta inglesa y su profesionalización, paradójicamente, como manera de democratizarlo y hacerlo accesible a las clases menos privilegiadas.

En sus inicios, el juego era exclusivo de las clases pudientes, estudiantes de elegantes universidades que podían dedicar tiempo a su práctica; hasta que se decide armar un equipo con jugadores hábiles pero de escasos recursos que requerían una paga para dedicarse a entrenar en vez de hacerlo después de 12 horas de trabajo y un salario que ni siquiera permitía una buena alimentación. La Federación inglesa decide, en primera instancia, que el pago a los jugadores viola las reglas del juego; que lo “justo” era que todos fueran amateurs. Pero luego surge el debate en torno a la “justicia” de contar solo con jugadores “pro bono” de una clase alta que no necesitaba trabajar para dedicar al deporte cuánto tiempo fuera necesario. Así, la decisión se cambia para dar origen al deporte más popular del mundo.

Si bien los escándalos que han rodeado a la FIFA no nos dan el mejor marco de análisis, vale la pena extender la reflexión hacia otras disciplinas: ¿son justas las competencias en las que participan deportistas que reciben becas en las universidades o auspicios de gobiernos contra aquellos que provienen de países del tercer mundo que “a punche” o “a pulmón” (como nuestras corredoras de larga distancia) logran campeonar? ¿Cuánto debe esforzarse un Advíncula (mi futbolista favorito) para acceder a las oportunidades de un equivalente en los EE.UU., Alemania o Italia?

Excluyendo bloques comunistas, los resultados deportivos son una buena medida de nuestro desarrollo económico también. No los dejemos de lado.


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