El Partido Morado, liderado por Julio Guzmán, ha sufrido duros golpes en los últimos días. Primero, se descubrió que Daniel Mora, candidato al Congreso y dirigente morado, fue denunciado por su esposa, por agresión física. Luego, se reveló que Julio Guzmán habría abandonado en un departamento en llamas a una colaboradora suya. Asimismo, en el interior se encontraban globos y velas en forma de corazón, lo cual ha originado sospechas, debido a que Guzmán está casado.

Ante aquellos hechos, muchos opinan que empezará la debacle del novísimo partido. Sin embargo, es una excelente oportunidad para los militantes morados para demostrar qué es lo que los une y cuáles son sus convicciones.

En el Perú, el caudillismo está institucionalizado. Existen decenas de partidos políticos cuyos seguidores están adheridos por simpatía con el líder y no por ideas en común. Y aquello es lo que ha originado la actual crisis de partidos. Debido a que estos no representan ideas, sino a personas; y lo grave de ello es que las personas pueden decepcionar, ir presas o incluso morir, mientras que las ideas no.

Probablemente, el escándalo de Guzmán no afectará electoralmente a los candidatos morados, dado que la mayoría de ellos ha forjado, en corto tiempo, una personalidad e imagen individual, como Patrón, Olivares o Moscoso. Pero será la decisión que tomen sobre su líder la que determine el futuro del partido.

Entonces, el Partido Morado tendrá que decidir si pone a Guzmán como el núcleo del partido y reafirmar el caudillismo, o demostrar que son ideas y principios los que unen a sus militantes, y que Guzmán es solo un partidario más que tuvo la iniciativa de fundar el partido, pero que de ninguna manera está por encima del movimiento, ni de los principios que este tiene.