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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Economista

Se han abierto los fuegos de la campaña electoral y hay poco de nuevo bajo el sol. Los candidatos nos prometen el oro y el moro. Pero no nos dicen cómo van a financiar sus propuestas, y han dejado de lado algunos de los temas fundamentales que encara el país.

De acuerdo a los candidatos habrá internet gratis para todos en tres meses, se aumentará el salario mínimo, se doblarán los sueldos de maestros y policías, se bajarán los impuestos, habrá un shock de inversiones públicas, se doblará el presupuesto en educación, y trenes bala de Tumbes a Tacna nos impulsarán hacia un crecimiento superior al 6%. Son promesas tan extraordinarias que uno quisiera por un momento votar por todos. Pero si no nos dicen quién va a pagar la cuenta de todo este activismo público son solo promesas vacías que no se pueden tomar en serio.

El lugar común de las promesas es que necesitamos mayor gasto e inversión del sector público para retomar el crecimiento acelerado y desarrollarnos. Pero un escéptico diría que antes que gastar más o endeudarnos, el Estado peruano debería comenzar por mejorar la paupérrima calidad de los servicios públicos y la eficiencia del aparato estatal. Si el Estado es incapaz de proteger a los ciudadanos ¿Serán eficientes las empresas públicas de hidrocarburos? Si no podemos emitir pasaportes biométricos ¿Para qué engordar la burocracia estatal con centros de planificación, descentralización, infraestructura y quién sabe qué más?

El que mucho abarca poco aprieta dice la sabiduría popular. Mejor sería que el Estado se concentre en dejar de ser un obstáculo para el sector privado, en proveer seguridad ciudadana, en cuidar la soberanía nacional, en construir puentes y plantas de tratamiento de agua que no se caigan a pedazos después de pocos años, en erradicar la anemia y malnutrición infantiles.

Los candidatos han evitado temas espinosos. Ninguno ha dicho nada concreto sobre cómo combatir la corrupción que corroe la legitimidad misma del Estado y desmoraliza al ciudadano. Y es que la corrupción en nuestro país no un problema de algunos corruptos, sino de un sistema corrompido. Todos han evitado decir que si queremos formalizar hay que revisar nuestra anacrónica legislación laboral. Con la notable excepción de Alan García nadie ha dicho nada específico sobre los proyectos mineros paralizados.Participaré, este jueves 10 de diciembre, en un examen crítico de las propuestas electorales junto a Jaime de Althaus, Ricardo Lago y Juan Carlos Tafur. Detalles del evento en . Disciplinemos a nuestros candidatos.