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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Economista

La carretera Interoceánica (IIRSA) Sur, que nos une con el Brasil, se asienta sobre un hermoso entorno natural. Y la belleza del paisaje resalta sobremanera por el casi inexistente tránsito vehicular. Cuatro años después de su inauguración, los datos sugieren que la rentabilidad social de este gigantesco proyecto es negativa.

IIRSA Sur fue construida entre el 2005 y el 2011 a un costo de más de 2 mil millones de dólares, que excedió casi tres veces el presupuesto original. El propósito de la carretera era incentivar el intercambio comercial y turístico con el enorme mercado brasileño. Dejando de lado su usual modorra, el Estado peruano mostró agilidad impresionante en los trámites y procedimientos al punto que se eximió al proyecto de pasar por la evaluación del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP).

Sin embargo, según Comex, tan solo el 2% de las exportaciones al Brasil llegan a través de la flamante carretera. En efecto, las ventas a nuestro vecino que utilizan la IIRSA Sur es de apenas 30 millones de dólares al año. Si descontamos los flujos a 11%, tasa recomendada por el MEF, el valor presente de las exportaciones por la carretera sería algo menor a los 300 millones de dólares, un séptimo del costo de la vía sin contar el costo de reparación y mantenimiento. No conozco aritmética alguna que permita justificar la construcción de la Interoceánica Sur.

La carretera es un elefante blanco por donde se le mire. La ausencia de tráfico es tan patente que en el peaje de San Lorenzo, próximo a la frontera, apenas transitan 11 vehículos por hora. Así es, apreciado lector, un visitante a la Interoceánica puede contemplar la Amazonía durante cinco minutos antes de ser interrumpido por el paso de un vehículo.

¿Por qué no tiene nuestro Estado el mismo apuro y celo en otras obras de infraestructura que tanta falta nos hacen? ¿Por qué no se les exime también del SNIP? La Carretera Central está colapsada y todos los veranos nuestra capital queda aislada del centro del país durante días o semanas. La segunda pista del aeropuerto Jorge Chávez, nudo de comunicaciones de Sudamérica, duerme el sueño de los justos. El viaje entre Cajamarca y Jaén, a 150 kilómetros de distancia, toma 12 horas en el mejor de los escenarios. La carretera Tacna-La Paz, con flujo comercial y turístico asegurado, no tiene cuándo concluirse.

Necesitamos infraestructura y más comercio pero no más Interoceánicas. "Las carreteras correrán solas…", dice un vals. En el caso de IIRSA Sur la carretera correrá sola porque nadie la transitará.