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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El gobierno de Ollanta Humala es el peor desde 1990. En lugar de la gran transformación que se prometía, el resultado ha sido la gran paralización del país.

Humala recibió una economía que crecía más de 7% al año. Nos devuelve un país con un crecimiento inferior al 4%. Peor aun, si no fuera por el aporte de proyectos mineros que se empezaron a ejecutar antes del 2011, el crecimiento sería menor al 1.5%. El aumento en el ingreso por persona se ha reducido a la mitad desde 5.5% anual entre el 2006 y 2011 a 2.7% entre el 2012 y el 2015.

El sector exportador está en crisis. Las exportaciones, que se habían expandido 19% por año entre el 2000 y el 2011, vienen cayendo a una tasa anual de -10% desde el 2012. La inversión privada, motor del crecimiento futuro, se ha contraído -2.1% y -4.4% los dos últimos años. Hay decenas de miles de millones de dólares en proyectos de inversión rentables y con financiamiento que están paralizados o marchan a paso de tortuga. La inversión minera ha colapsado en -40% durante el primer trimestre.

Humala recibió un superávit fiscal de 2% del PBI. PPK heredará un déficit fiscal de -3% del PBI. Lejos de amortiguar la contracción en la inversión privada, la inversión pública ha caído en -2% y -7.5% el 2014 y 2015.

Esta administración ha aprobado miles de millones de dólares en proyectos con más que dudosa rentabilidad social como el Gasoducto del Sur, la refinería de Talara o el sobreprecio en la línea 2 del metro. Mientras tanto, la Panamericana no tiene doble vía, 10 millones de peruanos no tienen agua o desagüe y el marasmo en la gestión pública impide que se construya, con recursos privados, la segunda pista del Jorge Chávez. Y mejor no hablemos del calamitoso estado de la seguridad que desespera e indigna a los ciudadanos.

La estrategia de inclusión social de Ollanta Humala despierta enormes interrogantes. ¿Cómo es posible que con más recursos dedicados a los programas sociales haya aumentado la anemia infantil de 41.6% a 43.5% entre el 2011 y 2015? Para colmo de males, este gobierno culmina con un inaceptable episodio de intimidación a la prensa independiente. La reciente denuncia por traición a la patria a Rosana Cueva y su equipo es una afrenta a la libertad de expresión y a la democracia. ¿Cómo puede ser traición a la patria investigar posibles actos de corrupción? Traición a la patria debería ser apañar o tolerar la corrupción.

Lo mejor de la presente administración es que termina pronto. Y aunque no hay mal que dure cien años, cinco años de Ollanta Humala son más que suficientes.