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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

No sería buena idea reemplazar la CTS por un seguro de desempleo. Tal y como lo ha señalado Iván Alonso, la CTS no es un sobrecosto laboral pues es parte de la remuneración del trabajador. La única diferencia es que se recibe de forma diferida cuando termina el vínculo laboral. En ese momento, el trabajador se lleva el íntegro de su cuenta individual de CTS más los intereses acumulados.

Por el contrario, con el seguro de desempleo la plata del trabajador se iría a un pozo común del cual se financiarían las compensaciones. Es decir, el seguro de desempleo sí sería un sobrecosto pues habría escasa relación entre los aportes de una persona y los beneficios que podría recibir. Por ejemplo, para alguien que nunca llegara a estar desempleado, el seguro sería plata perdida.

Además, las cuentas de CTS reciben intereses razonables por encima de la inflación. Varias instituciones pagan tasas mayores al 6% en la actualidad. Más aún, no se cobra comisiones por administrar las cuentas de CTS y las mismas cuentan con seguro de depósito. Bancos y cajas compiten por atraer las CTS. Como comparación los fondos administrados por las AFP ganaron entre 2.4% y 5.9% en el 2015, sin contabilizar las altísimas comisiones equivalentes a 30 soles por cada 100 soles que entran el fondo.

Los perdedores de reemplazar a la CTS por un seguro de desempleo serían los trabajadores. También perdería la eficiencia en el mercado laboral pues se generaría un sobrecosto que hoy no existe. Ganarían las compañías de seguros que disfrutarían de un mercado cautivo. Por supuesto que sería poco menos que imposible tener CTS y seguro de desempleo al mismo tiempo porque la remuneración del trabajador sería mayor con CTS que con seguro de desempleo.

Muchos temen que si la gente tiene la libertad de hacer con su plata lo que les dé la gana habrá poco menos que una hecatombe financiera. En 1999 Irlanda liberalizó el retiro de los fondos previsionales tal y como acaba de hacerlo el Perú con la Ley del 95.5%. No solo que no hubo ninguna hecatombe sino que se incrementaron el ingreso de los jubilados y la eficiencia del sistema financiero, al aparecer nuevos productos y alternativas de inversión. Perdieron algunas compañías de seguros que no se adaptaron a la competencia. La experiencia positiva de Irlanda se está repitiendo en el Reino Unido que liberalizó el retiro del ahorro previsional en abril de 2015.

Es comprensible que algunos grupos de interés, y sus cajas de resonancia, tiemblen porque temen competir. Pero con la libertad de elección gana la gente.