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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Alberto Fujimori es una figura compleja y misteriosa. ¿Cómo juzgarlo con objetividad? ¿Qué ha sido lo bueno y lo malo de su gobierno?Fujimori derrotó, cual David a Goliat, a la encumbrada candidatura de Mario Vargas Llosa. Su gobierno evitó la desaparición del Estado peruano que parecía acorralado por la insurrección asesina de Sendero Luminoso. Los mayores de 40 recordarán los coches bomba, las torres derrumbadas, los paros armados, los políticos, policías y militares muertos que parecían cotidianos heraldos de la inminente revolución comunista. Fujimori acabó con la criminal amenaza de Abimael Guzmán y sus secuaces.

En el gobierno de Fujimori se cerraron las fronteras con el Ecuador gracias a un manejo en extremo cauto e inteligente de Torre Tagle. Fujimori marcó un punto de inflexión en el desarrollo económico del Perú. Su gobierno puso punto final a las políticas velasquistas que tanto nos empobrecieron. El velasquismo económico duró desde 1968 hasta 1990 y fue una verdadera catástrofe. Entre esos años el ingreso per cápita en dólares se redujo en más de 1% al año. Vergüenza debería darles a todos los que participaron del velasquismo. Por el contrario, desde 1990 el ingreso por persona ha crecido 3.5% como promedio anual.

Pero el gobierno de Fujimori también nos trajo al siniestro Montesinos, la putrefacción del transfuguismo, el robo descarado a instituciones públicas como la Caja de Pensiones Militar Policial. En el gobierno de Fujimori, la libertad de expresión quedó reducida a los pocos valientes cuya conciencia no tenía precio. ¿Cómo olvidar el abyecto video en que Alberto Kouri hace calistenia mientras espera que Montesinos le cancele 15 mil dólares a cambio de su "lealtad"? Más aun, las reformas de economía de mercado fueron detenidas en 1997.

Sin duda el Perú de hoy, con sus más y sus menos, es en gran medida fruto de Fujimori. Gracias a la estabilidad que trajo su gobierno, Fernando Zavala puede ir al Congreso a pedir el voto de confianza. Pero también debido a Fujimori nos queda el pesado lastre de la extrema polarización política.No debemos repetir los errores del pasado. Jamás nos hemos desarrollado endeudándonos. Cuando mejor nos ha ido ha sido cuando el Estado se ha limitado a la provisión de servicios públicos sin coartar la libertad económica. El progresismo del primer belaundismo fue el germen del desastre velasquista. La diversificación productiva desde el Estado fue un fracaso.

Al árbol lo conoceréis por sus frutos. Serán las generaciones futuras el mejor juez del árbol Alberto Fujimori.