Juan José Garrido: Otra vez, Nadine

Uno. Después del gaffe con las agendas, es risible que la Sra. Nadine Heredia exija confianza; después de engañar a todos los peruanos, sosteniendo que no eran sus agendas, señalando a los medios (Panorama y Perú21), para terminar argumentando con sofismas ridículos lo que todos ya sabemos, hoy le parece un despropósito que se le impida la salida del país. Por menos hay personas en prisión preventiva (por ejemplo, Martín Belaunde, quien estaría debajo de ella, según la denuncia fiscal). La sacó, en el fondo, barata.

Dos. La primera dama Nadine Heredia tiene impedimento de salida del país por una acusación por lavado de activos, pero a la canciller Ana María Sánchez le preocupa "el encono entre peruanos". En lugar de minimizar el hecho, o fungir de escudera política, la canciller debería estar revisando las actuaciones de la Sra. Heredia como encomendera de su esposo, el presidente Humala. Por ejemplo, en el famoso viaje a Brasil. El récord migratorio de la primera dama serviría, si existiese interés de investigar, como primer paso; luego, por supuesto, las compras y licitaciones realizadas (incluidas las famosas compras "país a país" que, como sabemos, han servido muchas veces como coladera de irregularidades). No es "encono", Sra. Sánchez, es hartazgo ante la impunidad.

Tres. ¿A nadie le llama la atención que ningún ministro haya renunciado (o siquiera mostrado su extrañeza o indignación) frente a las medidas adoptadas por el juez Richard Concepción? En otro país renunciaban en masa (todos sabemos qué papel cumplía tras bambalinas), pero aquí nadie se da ni por enterado. ¡Y encima se condecoran! En fin…

Cuarto. De todo lo avanzado por el fiscal Juárez, lo más sensible son las presuntas transferencias de la empresa Inversiones Kaysamak C.A. (fachada del gobierno venezolano) a través de un banco neoyorquino. De ser así, podrían estar incurriendo en un delito federal en Estados Unidos, algo sobre lo que jueces y fiscales norteamericanos actúan con mucha celeridad y firmeza.