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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Hasta el momento, las marchas de protesta en Venezuela van dejando un saldo de 21 muertos, centenares de heridos y, de acuerdo a la cadena de noticias, "un número indeterminado de detenidos" (aunque se calculan más de 600). El consenso de analistas sostiene que esto no puede continuar, que la caída del régimen esta cada vez más próxima, que los militares terminarán pasándose al lado correcto de la historia, que la economía sumirá al régimen en una crisis insoluble.

Disculpen, pero eso no es más que "pensamiento ilusorio", en el mejor de los casos, pura estupidez en el más probable o un asqueroso cinismo en el extremo. Porque a ver, ¿cuándo a una dictadura la ha samaqueado una ola represiva? ¡Por el contrario! En la mayoría de los casos, estas protestas alimentan al régimen. Véase: Cuba. Tanto reprimieron a la oposición que hoy son casi inexistentes. Unos presos por aquí, las contadas damas de blanco por allá, y paren de contar.

¿Los militares se pasarán al lado correcto de la historia y apoyarán la revuelta popular? ¿Y quiénes le garantizarán a los casi 2,000 generales (para cerca de 50,000 efectivos) la impunidad que requieren, así como los ingresos y las prebendas que conllevan sus cargos? Nadie, ¿verdad? Los altos mandos militares venezolanos son quienes gobiernan, quienes usufructúan de los ingresos de las armas, el petróleo y, según distintas fuentes, el narcotráfico. ¿Quién desmonta esa estructura y con cuáles incentivos?

¿Desde cuándo la riqueza o pobreza es parte de la ecuación política? En Cuba se mueren de hambre, y nadie levanta un dedo. De hecho, la pobreza es parte importante del sostén político del régimen: convierten a los menesterosos en adictos a las ocurrencias y decisiones.

Por mucho que nos duela, por mucho que nos parezca inconcebible, inhumano, trágico, lo de Venezuela va para más. ¿Cuánto? No se puede calcular. Y para empeorar las cosas, recordemos que un sátrapa, asesino y felón como Fidel Castro se murió sin siquiera pasar de visita por un tribunal. Así son las cosas.