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La consultora Apoyo recortó hace unos días su estimado de crecimiento para el año 2015 de 4% a 2,4%, siguiendo así a otros estimados del sector privado. Para Apoyo, la contracción de la inversión privada y pública, la caída del consumo y la persistencia de los bajos precios de nuestra canasta exportadora sustentan dicho ajuste.
El gobierno, por medio del ministro Segura y otros voceros, sigue justificando la desaceleración en la caída de los precios de los metales; y como para echar leña al fuego de la confusión, otros analistas le siguen el tole-tole. A ver, que no es tan difícil desentrañar esta madeja.
En efecto, los precios de los principales metales de exportación (cobre y oro) han caído en los últimos dos años; pero no están, ni de cerca, en un mínimo ni mucho menos. La caída en los precios explica una parte, sí, pero al gobierno no hay que evaluarlo por lo que está fuera de sus manos, sino por lo que puede hacer para contrarrestarlo. Primero, esa caída pudo revertirse con un aumento en las cantidades producidas. El gobierno dice que los bajos precios han ahuyentado ciertos proyectos mineros; eso es falso: los ha ahuyentado la incapacidad del gobierno para lidiar con los grupos antimineros. Eso sí estaba en sus manos; que ignoren cómo solucionar el problema es otra cosa.
Luego están los factores reales de la desaceleración, y me refiero sobre todo a la caída de la productividad durante este gobierno. ¿Factores externos?, en absoluto. Más bien, malas ideas y malas políticas públicas: excesiva regulación por parte de este gobierno en casi todos los sectores e incapacidad de reducir otras regulaciones transversales (laboral, por ejemplo), sumado a una degradación de nuestra ya precaria calidad institucional (corrupción, proyectos sin sustento, etc.).
Mientras el gobierno no acepte su responsabilidad, y con ello pase a un programa real de reactivación, los peruanos seguirán esperando el próximo gobierno para reencauzar sus inversiones. ¿Queremos perder otro año en cuentos?
