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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El reto del siglo XXI será, sin duda, la provisión de puestos de trabajo para una generación de interconectados. La pobreza se seguirá reduciendo, la clase media se irá consolidando, pero, detrás de ello, millones de jóvenes globalizados estarán pugnando por conseguir un espacio de desarrollo en un mundo integrado e híper-competitivo.

¿Quiénes estarán en ventaja? Aquellos mejor educados, sin duda, así como aquellos que vivan en países integrados a mercados gigantes que gocen del acceso a tecnologías de punta e innovación. Norteamérica, Europa y Asia son las regiones privilegiadas. Si antes los países en vías de desarrollo presentaban interesantes espacios de desarrollo, esto ocurrirá cada vez menos: el desarrollo de productos sustitutos irá reduciendo la demanda de materias primas, y la automatización y la robótica le darán la puntillada final.

¿Quiénes estarán en desventaja? Todos aquellos que vivan en economías de baja productividad e instituciones precarias. No es casual que dichas economías sean, simultáneamente, aquellas donde la calidad educativa, la capacidad para innovar, el tamaño de los mercados, y la infraestructura física y social sean las más bajas. Y, si seguimos en dicha línea, son los mismos países donde las libertades individuales, políticas y económicas están en mayor riesgo.

No hay manera de sacarle la vuelta a esta realidad. Sin reformas, profundas y duras, es imposible pasar de un grupo al otro. Nuestra clase política está acostumbrada a llenarse la boca con ofertas y promesas, pero los años pasan y las cosas cambian poco o nada. En estos cinco años, por ejemplo, no hemos avanzado con respecto a países similares; y si nos comparamos con los países desarrollados, pues la diferencia se ha incrementado, sin duda alguna.

Peruanos por el Kambio (PpK) y Pedro P. Kuczynski (PPK) han creado grandes expectativas a nivel local e internacional. Sin embargo, cuando se trata de centrar las reformas importantes, empiezan los espacios comunes. Cuidado: el reto no es menor, eso está claro, pero las esperanzas tampoco. No se puede, como sabemos, hacer tortilla sin romper huevos.