Hace muy bien el Gobierno peruano, tanto a través del premier Pedro Cateriano como de la canciller Ana María Sánchez, en responder a las bravatas del canciller chileno Heraldo Muñoz con paños fríos. Inaceptables, tanto en la forma como en el fondo, las expresiones –y las intenciones– del canciller chileno difundidas el jueves último. Ante ello, la ponderación de nuestro gobierno señala un claro camino de mediación diplomática por encima de cualquier absurda pretensión por cualquier otra vía.
Como bien señala el periodista Aldo Mariátegui (ayer, en su columna de Perú21), hace mucho que Chile ha entrado en una etapa de notorio retroceso, tanto a nivel de sus políticas internas y externas, como en su perfil de crecimiento y desarrollo. Por algo la popularidad de la presidenta Michell Bachelet se encuentra en el punto más bajo de su gestión (24%); y si bien la de nuestro mandatario es menor, hemos mantenido la calma y la prudencia, alejados de ese histrionismo que caracteriza a la actual cancillería sureña, y con ello señalamos madurez y responsabilidad aún en tiempos difíciles.
Dicho esto, tampoco podemos minimizar la situación diciendo que todo está bien, y que no existe ningún problema pendiente con Chile. Existe un problema, y serio: para nosotros, el Tratado de 1929 y múltiples documentos oficiales señalan nuestra frontera terrestre en el punto Concordia; para Chile, sin querer interpretar las razones, esta frontera se delimita en el Hito 1. Quien lea el tratado y la delimitación tendrá claro que es la postura peruana la correcta; empero, nuestro vecino del sur se empecina en dicha interpretación y queda cada vez más claro que terminaremos arbitrando en Estados Unidos, conforme sugiere el tratado.
En este ambiente, tenso sin dudas, la decisión de crear el distrito La Yarada-Los Palos podrá ser interpretada como una provocación, no obstante –como ha señalado nuestro premier– es constitucionalmente viable. Esperamos, por ello, que nuestro gobierno se siga manejando con prudencia y firmeza, pensando en los distintos escenarios e intereses que enfrentamos.