Juan José Garrido: ¿Algún mea culpa?

notitle

El reciente índice de competitividad, publicado por el IMD de Lausana y CENTRUM Católica, vuelve a señalar las deficiencias locales como explicación más convincente de la actual desaceleración económica: caemos, en el último año, del puesto 50 (sobre 60) al puesto 54 (sobre 61). Esto, por cierto, es sólo la foto zoom de este último desastre; en la foto panorámica se puede apreciar mejor la consistente caída: del puesto 35 (sobre 60) en el año 2008 al actual, son 19 puestos perdidos.

De los 20 factores estudiados, caemos en 15 de ellos, nos mantenemos en 2 y solo mejoramos en 3 (precios, finanzas, e infraestructura básica). Y en los dos indicadores en los que nos mantenemos, estamos en el puesto 60. Es decir, un año para el olvido.

A nivel latinoamericano, la figura se ve más clara aún: solo estamos por encima de Venezuela, Argentina y Brasil, y por debajo de Estados Unidos, Canadá, Chile, Méjico y Colombia. Al hacer un análisis por factores, esta situación se vuelve alarmante: por ejemplo, en el factor desempeño económico, área en el que hemos estado siempre en lo más alto, estamos solo por encima del proteccionista y mercantilista Brasil, y a 18 puestos de Chile (otrora paradigma de comparación en dicha área).

¿Qué hemos hecho? O Mejor dicho, ¿qué han hecho con la competitividad de nuestro país? Si por mi fuera, esto llamaría a la conformación de una comisión especial o algo así que investigue e indique qué diantres han hecho con nuestra competitividad (o, visto de otra forma, con nuestro futuro).

Los voceros oficialistas y sus encomenderos saldrán a decir que la caída viene del gobierno anterior. Bien por ellos, al menos saben leer un cuadro estadístico. Acá el problema es otro: competitividad significa capacidad de sobrevivir en un mundo de cambios diarios y gigantescos; restar competitividad, en términos humanos, es menores tasas de crecimiento, menor reducción de la pobreza, menores puestos de trabajo, mayor mortalidad infantil, y así. Es un crimen, en resumen.

Juan José Garridodirector@peru21.com

Tags Relacionados:

Más en Opinión

Los libros imposibles

¿Cómo se relacionan crecimiento y bienestar?

El quinto: no matarás

El valor de un fiscalizador independiente

Golpe y paz

“Lecciones desde Bolivia”

Siguiente artículo