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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Como era de esperarse, el acuerdo suscrito entre la Justicia norteamericana y la empresa brasileña Odebrecht ha removido el gallinero local. Por supuesto, no han faltado quienes han minimizado los documentos y declaraciones, así como quienes han tratado de crear mayor barullo y zozobra.

Por lo pronto, ya el Congreso –a través del legislador García Belaúnde– amenaza con citar a 21 ex ministros y tres ex presidentes a lo que será la súper megacomisión investigadora. Y bueno, qué quieren que les diga, razones no faltan. Los que no faltaron, tampoco, fueron quienes se opusieron de arranque a que el Parlamento meta sus narices en el tema, empezando por el abogado José Ugaz y el ex fiscal Avelino Guillén. En la mirada de ambos, dicha comisión solo politizará el caso.

La experiencia, por cierto, da la razón a Ugaz y Guillén. La última megacomisión sirvió de buldócer político, pero como experiencia justiciera, pues de poco o nada. Cierto, y como advertimos entonces, la dirección de un inexperto Sergio Tejada y el afán de llegar al ex presidente García presagiaban dicho resultado. Pero al final, como sabemos, la cosa quedó en nada y en eso se amparan ahora para impedir una investigación en los fueros legislativos.

Entendiendo (y aceptando que tienen algo de razón), creo que es mejor que sobre a que falte. En todo caso, no es que la Fiscalía o algún juzgado hayan demostrado, hasta el momento, interés en el tema; han pasado más de dos años desde que reventara el escándalo en Brasil (marzo del 2014) y hasta ahora poco o nada. Sí, es cierto que el Congreso puede utilizar este caso para armar un gran circo mediático; y, cierto también, el fujimorismo puede aprovechar su nula participación (hasta donde sabemos) para cobrarse algunas venganzas.

Pero la lucha contra la corrupción va más allá de eso, ¿verdad? Al menos, eso quisiera creer: que sin importar los beneficios políticos que unos puedan sacar, la lucha contra la corrupción está en el tope de las prioridades.