notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

En las sociedades avanzadas, las tragedias y los problemas se procesan de tal forma que, por un lado, se cumplan las normas (entre ellas, lograr justicia, por cierto) y, por otro, que se aprenda de lo ocurrido, minimizando así los riesgos de tropezar con la misma piedra.

Lo primero se hace de manera oportuna, transparente y objetiva, confirmando así que las reglas existen por algo y que las mismas se acatan. Lo segundo es un proceso, más que una actividad: se encargan estudios e investigaciones, se analizan contextos y circunstancias, se buscan mejoras o actualizaciones. En fin, tratan de hacer de su sistema uno que satisfaga mejor las demandas de los tiempos y sus ciudadanos.

Por ello, entre otras razones, las crisis en las sociedades avanzadas se repiten con menor frecuencia y con menor intensidad. En otras palabras, se "aprovechan" en el mejor sentido del término: una crisis es la oportunidad de analizar y hacer los cambios para que los hechos no se vuelvan a producir.

En nuestras latitudes, las crisis (de distintos tipos) se repiten una y otra vez. No necesariamente en la misma forma y con las mismas caras (recordemos a Heráclito: nadie puede bañarse en el mismo río), pero sí en estilo y espacio. ¿Por qué?

Para empezar, porque las crisis nos sirven más de entretenimiento que de oportunidad de mejora. Corren los chismes, estridentes llamadas, señalamientos, acusaciones, más chismes, teorías conspirativas, y así. ¿Sobre el fondo? Nada. Y este es el problema central: si no revisamos y estudiamos las razones detrás de las crisis, pues no debe llamarnos la atención la repetición de las mismas.

Ahora, claro, tratar el fondo requiere mucha honestidad colectiva: saber diferenciar la paja del trigo, ser más rigurosos con el comportamiento y esperar mayor rigurosidad de quienes nos acompañan, y así seguir esperando elevar la valla de cada uno y de quienes nos rodean. Nada de eso vemos hasta el momento en el caso Odebrecht. Vemos muchos fuegos artificiales, eso sí, lo cual anuncia que perderemos otra oportunidad para mejorar.