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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

De ganar PPK, el problema no serán las exigencias, sino la gobernabilidad. Enfrentado al fujimorismo, y habiendo quemado los puentes, no será sencillo conseguir un acuerdo mínimo que permita transitar sin sobresaltos los próximos 5 años, ya no digo proponer un paquete importante de reformas y aprovechar el músculo de ambos partidos para sacarlo adelante.

Sea por incapacidad estratégica o desesperación, PPK no ha considerado el costo de la guerra desatada en segunda vuelta. Claro, en el calor de la contienda y con los antifujimoristas en la oreja exigiéndole inclemencia, debe ser difícil pensar con la cabeza fría. Pero eso era lo que esperábamos, algunos, de él.

Si gana PPK, no será por mérito propio, por otro lado: los astros se alinearon en la primera vuelta, y en la segunda se tendió la coalición a sus pies (medios, intelectuales, empresarios, gobierno y un larguísimo etcétera). Ni los astros ni la coalición servirán para gobernar. Espero que al menos eso tengan claro.

¿Qué hacer? Para empezar, tendrá que buscar la manera de sentarse a conversar con la lideresa del fujimorismo, Keiko Fujimori. Sin el fujimorismo será muy difícil gobernar. Por otro lado, no sé qué clase de acuerdos haya realizado en estas semanas en la búsqueda de adherentes, pero, por lo visto en pantallas y otros medios, los cheques girados son varios: ambientales, sociales, políticos, sindicales… Cada uno de ellos esperará el "vuelto" de dicho endoso y apoyo. No hay almuerzo gratis, como decía Friedman.

Luego está cubrir las plazas técnicas (eso no será problema) y el espacio político (léase, la calle). Si PPK cree que el apoyo de Verónika Mendoza o los No-a-Keiko significan que Conga o Tía María saldrán adelante, se equivoca. La izquierda desea impedir un nuevo fujimorismo, pero eso no es un cheque en blanco a quien asocian con el peor flagelo después del apellido Fujimori: el capitalismo.

No será, en resumen, nada sencillo. Los adjetivos lanzados estas semanas llevaban consigo el problema posterior de la gobernabilidad. Y ojo, estábamos advertidos.