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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

La Fiscalía colombiana está investigando propiedades inmobiliarias en Costa Rica avaluadas en 30 millones de dólares, pertenecientes a alias 'Catatumbo' (Jorge Torres Victoria), que es el miembro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la mesa de conversaciones de paz en La Habana.

Las FARC son una de las grandes empresas delictivas no gubernamentales del planeta. Llevan 50 años en el mercado creciendo y especializándose en narcotráfico, asesinato, secuestro y extorsión. El periodista Pedro Corzo indica que el procurador de Colombia y la revista Forbes-Israel avalúan en 20,000 millones de dólares sus activos. Estaban arrinconadas militarmente por el presidente Uribe pero el nuevo presidente Santos, el 2012, decidió abrir negociaciones en La Habana con Hugo Chávez como garante. Con esta encerrona, la legalidad colombiana —ya frágil en su país—, quedó en Cuba sola, aislada y a merced de embaucadores expertos en combinar el encanto y el trastorno.

Como resultado de esta celada, Colombia les dio impunidad a sus verdugos a cambio de la soñada paz, los Castro recibirán inversiones de las FARC por casi un billón de dólares en desarrollo turístico y Santos será ungido candidato al Premio Nobel de la Paz, su gran anhelo. ¿Ahí termina? No. Porque todo fin es también un inicio. Las FARC no saben hacer la paz. Desconocen esa rutina, ese mundo. Por tanto, relocalizarán a sus arteros operadores, ahora sin cubrirse el rostro, en un territorio que sí conocen, hacia otra forma de la guerra asimétrica que es la incitación de movimientos sociales, la manipulación del sistema jurídico y la intriga de prensa buscando la descomposición del Estado. Ahí harán su nuevo nido, porque tengamos claro que el objetivo de las FARC no es la paz, sino cargarse al Estado colombiano.