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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El ex presidente de Guatemala Otto Pérez está preso por corrupción. Pero Rousseff no cae luego del escándalo de Lava Jato. Otto Pérez, como Fujimori, hace una defensa jurídica; Dilma hace una defensa política, como Castro, Chávez y Hitler.

Apenas salieron manifestaciones contra Rousseff, aparecieron contramanifestaciones alegando un golpe de Estado. Inmediatamente, Lula —validado por el bueno del ex presidente Mujica—, cebó esa sospecha: un mal internacional conspira contra el gobierno popular brasileño. El proyecto corrupto y delictivo del socialismo del siglo XXI aparece blindado al desprestigio porque politizan los ataques jurídicos y las protestas sociales, pero sobre todo porque han tejido complicidades internacionales y se transfieren personal calificado en pillerías.

Fue el caso de Rodolfo Mattarollo, un ex guerrillero argentino, que "investigó" y falló a favor de Evo Morales en los luctuosos sucesos de El Porvenir (2007). A Mattarollo lo premiaron en Unasur-Haití, con veinte mil dólares mensuales más bonos.

Quien acaba de develar a Otto Pérez es Iván Velásquez, jurista colombiano que denunció en su país a Uribe y a los paramilitares. ¿Es Velásquez un hombre justo que pasa de país en país acusando a los malos o es otra ficha del socialismo del siglo XXI como Mattarollo y Mujica? Quizá sea un hombre honesto pero extraña que esté en el sitio preciso para acusar al mal gobernante de un país que, al desplomarse, abre la posibilidad de ser conquistado por el socialismo del siglo XXI, con el voto de "una colectividad decepcionada". Así sucedió en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Brasil. Luego nadie los saca, a pesar de sus crímenes e inimaginables actos de corrupción; y Obama los apoya.