(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

La aprobación de la Ley 31494, que incorpora a los Comités de Autodefensa y Desarrollo Rural (CAD) al sistema de Seguridad Ciudadana, y la defensa efectuada por el congresista José Williams en los medios nos ha mostrado a una oposición desconectada de la realidad.

Se trata de una oposición cándida que hasta linda con la complicidad, que solo se queda en el discurso de que va a controlar al Gobierno de Pedro Castillo, pero, con la aprobación de esta ley, no ha hecho más que servirle la mesa y abrirle compuertas legales al Gobierno para que más adelante tenga en sus manos un aparato represivo. No parece ni siquiera desconfiar de que una vez que copen todo el Estado, poco les importarán las leyes, los reglamentos o los controles que pueda hacer el Congreso.

Es para horrorizarnos que la oposición no tenga siquiera una mirada a las dictaduras y autocracias de la región como Cuba, Venezuela y Bolivia, en las que grupos civiles terminan sirviendo al Gobierno en contra de los ciudadanos. Esta ley debería traernos a la mente el rol que tuvieron colectivos civiles armados en la represión de la disidencia y las escenas desgarradoras de jóvenes asesinados en las protestas en Venezuela en 2014 y 2017.

La Comisión de Defensa Nacional del Congreso anunció ayer modificaciones porque “la ley ha generado preocupación por la adquisición de armas de uso civil”, y esto debería alertarnos mucho más porque siguen sin ver el peligro. No se trata solo de las armas sino de la esencia de la ley. La estructura, funciones, el financiamiento, todo en esa ley está mal y debería ser derogada.

En su esencia, esa ley es inconstitucional porque no hay nada hoy que justifique que el monopolio de la fuerza para mantener el orden interno, concedido por la Constitución de 1993 a la Policía Nacional y en estado de emergencia a las Fuerzas Armadas, sea cedido a grupos civiles armados que podrían convertirse en organizaciones paramilitares.

Veo a varios desconcertados con que Perú Libre haya votado en contra y que el Gobierno, a través de su ministro de Defensa, haya rechazado la ley, pero recuerden que nos han dado suficientes muestras de que son expertos en el arte del engaño y, además, siniestros calculadores, como escribí en la columna del 17.06.2022, ya que así como el Gobierno promueve una ley en la que dice respetar a la prensa, pero en realidad ataca a sus fuentes, en esta ocasión hacen como que están en contra de una ley con la que en realidad se frotan las manos.