Lo que debe hacer el Gobierno es apoyar con más diligencia a la unidad policial especializada en combatir bandas criminales, señala el columnista.
Lo que debe hacer el Gobierno es apoyar con más diligencia a la unidad policial especializada en combatir bandas criminales, señala el columnista.

La tremenda crisis económica, social y política que atraviesa Venezuela, consecuencia del “sancochado ideológico” (Marx, Lenin, Cristo, Bolívar, el Che y Gramsci) de Hugo Chávez (f) y su versión más patética encarnada por Nicolás Maduro, ha desencadenado una migración dramática de millones de venezolanos en un penoso éxodo por toda Sudamérica.

En mi opinión, la vocación humanitaria del Estado peruano ha sido rebasada por los ingresos ilegales de miles de ciudadanos venezolanos, quienes, en su infatigable travesía por diversos países, se vieron confundidos con paisanos delincuentes, que en la actualidad vienen sembrando violencia y muerte en los lugares donde se los acoge.

Sería injusto afirmar que los migrantes venezolanos son los responsables de la inseguridad ciudadana que vive nuestro país. Los crímenes cometidos por venezolanos en el Perú representan el 1% del volumen total de los hechos denunciados. Pero el problema no es el volumen de los delitos, sino la vesania, su forma dura, violenta y constante de organizarse para perpetrar sus fechorías. Pues esas características tienen un impacto muy negativo en nuestra ciudadanía estresada y acosada de manera permanente por el crimen local.

Por eso, sugerimos al Gobierno una estrategia integral multisectorial, en tres campos: que se priorice una migración ordenada, segura y productiva. Que se otorgue permiso temporal a 19 mil docentes con doctorados garantizados para que contribuyan con la educación en las regiones donde esos profesionales escasean. Que se entregue permiso de trabajo a 36 mil ingenieros para realizar tareas de reconstrucción, y a 3,500 médicos (en primera línea contra el COVID-19). El capital humano profesional debe ser convocado para aportar y servir.

Lo segundo que debe hacer el Gobierno es apoyar con más diligencia a la unidad policial especializada en combatir bandas criminales de extranjeros, poniéndolos a disposición de la justicia, y, en otros casos, proceder a su inmediata expulsión. La coordinación internacional será importante para el intercambio de información de inteligencia para crímenes transnacionales.

Y, finalmente, un súper vigilancia de fronteras para contribuir a una migración ordenada, que no refleje un contrasentido a la ayuda humanitaria y, por el contrario, que represente el legítimo derecho del Estado peruano a salvaguardar a sus ciudadanos.

Es momento de ponerse a trabajar en cualquiera de estas tres estrategias planteadas, porque, de esa manera, la ayuda humanitaria llegará a quienes verdaderamente lo necesiten y merezcan, mientras protegemos a los peruanos víctimas de delitos cometidos por extranjeros. ¡Sí se puede!

Disclaimer: Quien escribe esta columna es candidato al Congreso de la República por Victoria Nacional.