Ministerio Público
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La situación social, económica, política y de seguridad en el país es crítica. Sin embargo, los principales actores encargados de conducir el país, la justicia y el futuro han entrado en una vorágine de confrontación permanente, que, lejos de resolver los problemas, alientan el desorden, el caos y la incertidumbre. Como si no hubiera temas más importantes, ahora la política gira en torno a un “colaborador eficaz” (CE).

En la década del 90, el GEIN Dircote inició la colaboración eficaz en terrorismo (ley de arrepentimiento en ese momento), con excelentes resultados en el desmontaje de Sendero Luminoso y sus aparatos criminales. Jamás, nadie, con antelación, pudo enterarse de las delaciones, gracias a policías expertos en manejo de fuentes humanas, quienes guardaban celosamente los documentos y las informaciones hasta ponerlas en manos del Poder Judicial. Tiempos aquellos.

Con el tiempo, el modelo evolucionó favorablemente para otros delitos y se tuvieron logros excelentes en corrupción, narcotráfico, trata de personas, entre otros. Sin embargo, hoy, la CE se estaría convirtiendo en el centro de toda investigación, en detrimento de las pesquisas, el indicio, la evidencia y la prueba del delito.

Para que un investigado pueda acceder a los beneficios de exención o reducción de las penas como colaborador eficaz, debería estar seguro de los riesgos que existen de ser descubierto, hablar con su abogado y contarle la verdad de los hechos, a fin de que, desde el punto de vista del derecho, el letrado oriente su decisión que puede conducirlo a la libertad o a la cárcel. Las pruebas que presente serán vitales, decisivas. Nadie puede creer que con su sola palabra logrará librarse de la justicia o encausar a otros.

En la actualidad, es inaudito apreciar que las declaraciones secretas de presuntos colaboradores eficaces (o candidatos) sean las primeras planas o “noticias de último minuto” que marcan la agenda política nacional, debiendo investigarse quién y por qué razón permiten que las vidas de los involucrados sean expuestas de una manera tan perversa. Es decepcionante ver un agrietado y posiblemente manoseado Ministerio Público que puede perder el respeto ciudadano si prontamente no se alinea con la justicia, la decencia y la recuperación de principios y valores que tanta falta nos hace.

Es por eso que los futuros legisladores deben anotar el desorden generado por el pernicioso e injusto desbalance entre la ciencia jurídica y la ciencia policial, para regular y profesionalizar los procedimientos, dándole a la Policía Nacional el lugar que le corresponde en la investigación especializada, en resguardo de la justicia, a la que tenemos derecho todos los peruanos.

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