Desenfoque peligroso

Los conflictos sociales se han activado; los robos, asaltos, cogoteos, arrebatos, marcas y asesinatos continúan imparables y la ciudadanía se siente indefensa.
El columnista recuerda que el presidente Sagasti se comprometió a velar por la seguridad de los ciudadanos, fortaleciendo las acciones de la Policía Nacional. (Difusión)

Cuando el presidente Francisco Sagasti aceptó el encargo de gobernar de manera transitoria el país, se comprometió en organizar un gobierno plural, donde todos los sectores estén representados. Su discurso decía: “La política ha sido muy destructiva y muchas veces hemos actuado no como rivales, sino como enemigos irreconciliables”, frase al parecer alejada del pasado.

Se comprometió, además, en garantizar elecciones limpias en abril de 2021, continuar la reactivación económica, seguir luchando contra el COVID-19, y velar por la seguridad de los ciudadanos, fortaleciendo las acciones de la Policía Nacional.

Con lo que no contábamos es que el presidente cambió de rumbo sorpresivamente, designando como ministro del Interior a Rubén Vargas, quien no tuvo mejor idea que defenestrar ilegalmente a 15 generales de la Policía Nacional y nombrar al general César Cervantes como comandante general de la PNP, atropellando la meritocracia, la prelación, la disciplina, el respeto, el liderazgo y la cultura organizacional de la institución policial.

El señor Vargas renunció y fue designado como nuevo ministro el general Cluber Aliaga Lothman, quien, por breve tiempo, proveyó esperanza y tranquilidad, pero luego tuvo que renunciar debido a los encontrones con la primera ministra Violeta Bermúdez, quien recién se dio cuenta de que Aliaga era un hombre de derecho, policía de corazón y que pelearía con todas las armas legales que tenía para arreglar el desastre de su antecesor. La señora Bermúdez no le permitió explicar sus puntos de vista ni hablar con el mandatario, filtrándole hasta los nombres de los funcionarios que Aliaga quiso designar. El espíritu dictatorial de Bermúdez quedó revelado en toda su magnitud.

Ahora podemos inferir que la designación de Aliaga habría sido para obtener el voto de confianza, y luego sería desaforado colocando en su reemplazo a alguien afín ideológica y políticamente, y así sucedió. Cluber Aliaga renunció y a los pocos minutos fue designado el secretario general de Palacio, José Elice. Este hecho demuestra el desenfoque del gobierno, porque los conflictos sociales se han activado; los robos, asaltos, cogoteos, arrebatos, marcas y asesinatos continúan imparables y la ciudadanía se siente indefensa.

Un paso atrás no tiene por qué ser denigrante ni demostración de debilidad, señor presidente Francisco Sagasti. Al contrario, valoraríamos la inmensa valentía para reconocer que se equivocaron y estar dispuestos a resarcir el daño, antes que lo hagan los tribunales de justicia. Tome en cuenta todas las voces sensatas que le hablan sobre el derecho y la razón, y pase Ud. a la historia por ser un hombre sabio y magnánimo. La familia policial espera.

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