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Jose Cevasco: Gestión Parlamentaria II - Los Gastos de Representación

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Fecha Actualización
Los gastos de los congresistas nuevamente llamaron la atención de la ciudadanía; esta vez por los pasajes usados por algunos para viajar a provincias con la finalidad de participar en mítines partidarios. Es verdad que hay duda sobre si la asistencia a un mitin es parte de la función de representación; sin embargo, el tema de fondo no es ese, sino la falta de voluntad política para que los gastos puedan transparentarse al cien por ciento.

Hoy no existe justificación tecnológica para que los congresistas no publiquen y rindan cuenta de sus actividades ni de los gastos que generan. El reglamento del Congreso precisa que los parlamentarios están obligados a presentar mensualmente un resumen de sus actividades de representación, pero no establece que deban rendir cuenta de los gastos que realizan con el dinero que les otorga este poder del Estado.

El Parlamento convirtió, desde hace algunos años, la partida de gastos en un ingreso de libre disponibilidad, cuando se le aplicó el impuesto a la renta; es decir, el gasto se convirtió en buena cuenta en remuneración, dejándose de lado el sistema que los obligaba a entregar boletas de venta y facturas por los gastos que realizaba.

El tema de los gastos seguirá siendo el talón de Aquiles del Congreso si es que no se transparenta con un reglamento claro y preciso. Hoy, las normas se aprueban a puerta cerrada en el Consejo Directivo o en la Mesa Directiva, cuando lo mejor sería que se aprueben en una sesión plenaria del Parlamento.

El reglamento del Congreso debe contener un capítulo sobre gastos congresales en donde se detalle el monto mensual y el sistema de rendición de cuentas. Esto no es ocioso; hay parlamentos que dedican su primera sesión a aprobar su organización, su presupuesto, la rendición de cuentas, el número de empleados y la partida de gastos de cada legislador.

Si el Congreso de hoy ejecutara esta reforma, el presupuesto de gastos que cada parlamentario administra se gastaría adecuadamente, lo cual redundaría en una mejor imagen de la institución.