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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Me incluyo. También me sorprendió el nombramiento de Pedro Cateriano como presidente del Consejo de Ministros, pero eso ya es historia. Soy de las personas que miran para adelante, y creo que, si deseamos que el Perú avance, debemos darle la confianza a la nueva autoridad. La política se convierte, a veces, en un espíritu endemoniado que se apodera de algunos seres débiles para ser usada como espada de venganza; espero que esto no suceda hoy con nuestras autoridades del Ejecutivo y del Legislativo.

Somos conscientes de que nuestra situación no es la misma de hace cuatro años; los indicadores económicos y sociales están en pendiente negativa, y, si los conductores de nuestros aparatos gubernamentales no se despercuden de odios políticos, nuestro país estará peor para el inicio del próximo gobierno.

Los que gobiernan deben ser más ciudadanos que militantes partidarios, y deben tener presente que sus malas decisiones afectan la vida de las personas de hoy y del mañana. Del mismo modo, aquellos que están sentados en el Congreso y que tienen que ejercer control político, no deben cumplir esta función con el único fin de ganar titulares en los medios de comunicación.

Un Congreso de oposición no es lo mismo que uno de obstrucción. Desgraciadamente, los ciudadanos solo podemos hacer sentir nuestra opinión vinculante, cada cuatro o cinco años mediante el voto, y luego solo nos quedan las encuestas; para aquellos que tienen la suerte de ser sondeados.

Si me preguntaran si estoy de acuerdo con las riñas públicas entre políticos del gobierno y del Legislativo, mi respuesta sería no. Deseo que mis gobernantes discutan asuntos que tengan que ver con el bienestar social y económico del país, que inciden en nuestra forma de vida.

Un alto al fuego es lo que el país requiere. Ya las cartas están sobre la mesa. Este gobierno está de salida, y no siempre gana el que más bulla hace. Los peruanos deseamos actitudes que construyan y no que destruyan.