(Atoq Ramón)
(Atoq Ramón)

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

A un día de la primera vuelta presidencial, mejor relajemos tensiones y recordemos que abril celebra el Mes de las Letras. So pretexto de ello, conversamos con el crítico literario de Perú21 José Carlos Yrigoyen, quien también es escritor y profesor de colegio. Que empiece la clase.

¿Qué les dice a sus alumnos sobre la importancia de leer?Uno nunca puede motivar a leer un libro si no lee y no ama la literatura. En mi caso, haber descubierto la lectura como afición y vocación es una de las cosas más importantes que me han pasado. La lectura va más allá de lo mecánico, de la nota, de un sistema para que un chico aprenda. Lo principal es que el profesor logre transmitir la emoción y la intensidad de la experiencia que él ha tenido frente a la lectura. Lamentable, en nuestro país vemos cada vez menos profesores que realmente amen la literatura.

¿En el tiempo que viene enseñando, cómo ha notado la evolución del gusto por la lectura en sus alumnos? A veces, los que hemos pasado la curva de los 30 años, tendemos a idealizar el pasado y decir que antes los chicos leían más. Eso es mentira. No podemos exigir a los alumnos a leer por coacción, porque los estás encadenando a algo que ellos rechazan. Lo importante es la motivación y también tener un plan lector que responda tanto a los libros que los chicos deben leer como a sus intereses.

¿Quiénes son los responsables de que leamos desde niños?Hay gente que piensa que el colegio es el que tiene que decirle al chico que lea. Es una farsa. Un lector se forma con tres aristas: sociedad, familia y colegio. Si la sociedad y la familia fallan, el colegio no puede hacerlo todo. Si tu familia no lee ni el periódico, ni te ha motivado a leer, no tienes una biblioteca y la sociedad hace todo lo posible para que rehúyas leer, no le puedes echar la culpa al profesor. La clase media está en decadencia cultural.

¿Qué lectura puede ser un buen comienzo?Cuando empecé a enseñar, llegué con cierto prejuicio sobre los libros juveniles, que luego la realidad ha hecho que me retracte. No puedes hacer que un chico de 11 años empiece con los clásicos. A esa edad leí La Ilíada y la odié.

O el Mío Cid. (Risas)Así es. Los profesores te lo mandaban a leer y te decían "tú ya ves qué haces". Ni te motivaban ni contextualizaban y producto de ello salen generaciones de gente que odia la lectura desde el saque. Pero si a un chico de cuarto o quinto de primaria le haces leer Paco Yunque, de César Vallejo o una pequeña adaptación de Día domingo, de Mario Vargas Llosa, y les explicas por qué escribieron eso, los chicos se encadenan a la lectura, se emocionan.

¿Qué tan importante es la identificación con lo que se lee?Cuando los niños encuentran ciertos rasgos de la lectura comunes a sus experiencias, la identificación es absoluta y el fracaso de la experiencia se reduce al mínimo. Hay un libro que se llama Tres días para Mateo, de José Antonio Galloso. Es una puerta a otras posibilidades.

¿Es optimista de lo que pueda pasar con los próximos gobiernos con respecto a la lectura?Si gana el fujimorismo, vamos a terminar en una gran involución, porque repele la lectura, le tiene pánico a una persona ilustrada. Si bien para mí Verónika Mendoza sería un desastre económico, tengo la impresión de que ella y en un eventual gobierno de Alfredo Barnechea podría haber una mejora. No creo que la derecha ni el fujimorismo tengan la intención de fortalecer el vínculo de la lectura con los ciudadanos.

Abril es el Mes de la Lectura. Se celebran los fallecimientos de Cervantes, Garcilaso, Vallejo, Eguren, entre otros.Los profesores debemos dejar de ver a esos autores como partes de un panteón. Los sentimos lejanos y eso lo transmitimos a los alumnos. Me aterra que muchos textos de colegio tienen esta vocación por verlos como si fueran bustos de piedra y no rescatar el lado humano y celebratorio de la vida que tienen muchos de ellos. Pienso en Eguren y pienso en un poeta que es visto de una manera demasiado seria y adusta para el mundo alegre y juguetón que él mismo formó.

A propósito de poetas, este mes Leoncio Bueno recibe el Premio de Casa de la Literatura Peruana 2016. Justo, ¿no?Gran poeta, maravilloso. Él comenzó a escribir poesía muy erudita. Tenía su taller mecánico y sus amigos leían sus poemas y le decían: "Leoncio, mucha mariconada con estos poemas. Tienes algunos donde sí rescatas la 'jeringa'". Entonces, Bueno se dio cuenta de que ahí había una veta que se podía explotar y, efectivamente, escribió La guerra de los Runas, donde rescata lo popular, lleno de jerga y de giros coloquiales y hace una poesía rica y con los pies en la tierra. No solo es un buen poeta, sino un pionero.

Usted también es escritor. ¿Qué obra alista?Estoy escribiendo un libro que espero salga publicado a mitad de año. Es un texto de no ficción y parte de una trilogía. Trata sobre mi abuelo Carlos Miró Quesada, de quien descubrí que había sido un propagandista de Mussolini y un colaborador del régimen de la Alemania nazi. Uno escribe muchas veces para deshacerse de lo que están rumiando en nuestra cabeza.

¿Y qué está leyendo?El mal de Portnoy de Philip Roth, un libro maravilloso hasta donde voy. Y acabo de terminar La noche de alfileres de Santiago Roncagliolo y ya sabes lo que opino. (Risas).

Al igual que Roncagliolo, Cinco esquinas de Mario Vargas Llosa tampoco recibió buenos comentarios suyos.Un hombre que tiene 80 años y que ha dado todo lo que ha dado por la literatura peruana, y que me ha dado más que cualquier otro autor peruano de narrativa, no le voy a exigir… Que saque un libro insatisfactorio no empaña, como muchos quisieran, todo lo que él ha hecho por la literatura peruana y las cinco o seis obras maestras que nos ha entregado.

Se dice que cuando uno es feliz no produce sus mejores obras.Y eso dicen del caso de Vargas Llosa, pero no sé si esas cosas son reglas definitivas.

AUTOFICHA■ "Soy profesor de comunicación y literatura en el colegio La Inmaculada. Enseño desde hace 8 años. Además, crítico literario en Perú21. La última obra literaria que escribí es _Pequeña novela con cenizas_".

■ "Empecé a leer a los 9 años por dos características que se juntaron: era un chico enfermizo y vivía en el Sol de La Molina, apartado de todo y rodeado de los libros de mis padres".

■ "En el Perú casi no hay bibliotecas públicas. Cuando tuve la ingenuidad de mandar a mis alumnos a la Biblioteca Nacional, no los dejaban entrar a ciertas áreas porque eran menores de edad, un horror".

TAGS RELACIONADOS