Jorge Nieto Montesinos: El enigma de la primera vuelta

“La acumulación de denuncias por corrupción ha colocado ese tema en el debate público. Tiene matices: ¿nuevas instituciones?, ¿rostros nuevos?”.
Jorge Nieto Montesinos: El enigma de la primera vuelta

Sociólogo, Consultor Político Internacional

Es difícil descifrar esta campaña electoral. En algunos aspectos es hermética. Algunas cosas podían saberse desde antes. Estaban en los números de las encuestas, las proyecciones económicas, las señales de la calle, los comportamientos de los actores, la progresiva consolidación de percepciones, los datos de las últimas elecciones.

Sabíamos cosas que ahora se despliegan. Una, que estábamos ante unas elecciones muy abiertas. Dos, que la oferta conocida –eso que se llama con exceso el elenco estable– estaba reprobado. Quiénes mejor librados: la señora Fujimori y el señor Kuczynski. Tres, que casi todos los partidos nacionales habían devenido básicamente en limeños. Cuatro, que había una sociedad volitiva buscando opciones más cercanas a sus expectativas. Cinco, que la atmósfera de cambio iba a permear el debate público. Hoy, todo ello ya es insuficiente para entender esta elección.

Las elecciones se organizan alrededor del eje temático más relevante para los ciudadanos en un momento dado. Definir cuál es, y muchas veces hacer que este prevalezca, el secreto de una buena estrategia. Y en eso, esta campaña es rara.

Para un pelotón de candidatos, los tres, cuatro o cinco situados en el segundo lugar alrededor del 10%, –y por extensión para todos los que están debajo– dos ejes temáticos organizan su disputa.

Uno, el juicio sobre la clase política que tenemos. La acumulación de denuncias por corrupción ha colocado ese tema en el debate público. Tiene matices: ¿nuevas instituciones?, ¿rostros nuevos?, ¿recambio generacional?

Otro ocurre alrededor de la economía. Ante la desaceleración, debemos: ¿volver a las recetas que lograron altas tasas de crecimiento?, ¿fortalecer lo público dentro de políticas que fomenten inversión y competencia?, ¿cambiar de modelo?

Pero esto no es toda la elección. La candidata puntera gira alrededor de otro eje. Como si ocurriera con ella lo que con Belaunde en 1980, pero al revés. Esa elección fue leída como un desagravio democrático a la víctima de unos militares autoritarios. Esta, incluso más allá de la voluntad de la propia candidata, que ha dicho ambigüedades con bisturí, pareciera la reivindicación nostálgica de un momento autoritario ante una clase política sumida en el cinismo y la corrupción.

Las dos lógicas de la primera vuelta semejan una carrera de galgos: estos persiguen esforzados una fría e inalcanzable liebre mecánica. La segunda vuelta será otra cosa. Estoy seguro.

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