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Redacción PERÚ21

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Jaime Bayly,Un hombre en la lunahttps://goo.gl/jeHNR

No creo en la Iglesia, no creo en la infalibilidad de este Papa ni de ninguno, pero ante todo soy argentina y me parece que la elección de Su Santidad Jorge Mario es un momento histórico en la vida de la nación argentina. ¡Grande, Argentina! ¡Fuerza, Argentina! ¡Todavía se puede, Argentina! ¡Hemos ganado el Papado! ¡Vamos ahora por las otras religiones! No es una cuestión de fe religiosa, es una cuestión de amor a la gran patria argentina. Los argentinos hemos nacido para ser campeones del mundo en todo y por supuesto también en las religiones. Los argentinos siempre vamos por más, somos los mejores, por eso nos envidian tanto, porque tenemos un talento natural para ganar sin esfuerzo cualquier competencia, como Jorge Mario ha ganado el Vaticano en primera vuelta, sin ir a ballotage. Mi sueño como argentina es que el jefe de los musulmanes sea argentino, que el jefe de los judíos sea argentino, que el jefe de los budistas sea argentino, que el jefe de los mormones sea argentino, que el jefe de los pentecostales sea un putito argentino en el clóset. Estoy embriagada de la emoción y también de toda la champaña que he tomado para celebrar el gran triunfo de la Argentina en el mundial del Vaticano. Y quisiera decirle a nuestro Papa querido, perdonen que me permita esta confianza: che Jorge Mario, sos un grosso, sos un ídolo, qué orto tenés, sos un copado total. Creo con fervor en este Papa porque es argentino y creo que si el Papa es argentino es porque Dios, lógicamente, obviamente, tendría que ser argentino, está clarísimo que Dios es argentino y el Espíritu Santo es argentino y Jesucristo nació en una villa miseria en Caballito, lo demás es verso, milonga pura. Me voy mañana al Vaticano para la entronización de Jorgito.

Yo lo conozco a Jorgito de toda la vida. Es tano, del barrio de Flores, un santo, un hombre austero, un curita confiable por su discreción y porque es jesuita y cuervo, de San Lorenzo. Yo, sin ser creyente, he asistido a muchas misas de Jorge Mario en la Catedral Metropolitana, solo para admirar la belleza de nuestra Catedral, que me conmueve en lo más hondo, y para escucharlo hablar tan lindo a Jorge Mario, con tanta pureza, con las bolas siempre llenas y bien puestas. Porque nuestro Papa era el jefe de la oposición a los K, olvídate de Macri, olvídate de Lilita, olvídate de Cobos o Ricardito, el más grosso anti K de la Argentina era Jorgito y por eso su triunfo es una tremenda bofetada a la señora Cristina y a su séquito de adulones ateos, que ahora van a hincarse de rodillas ante nuestro Papa argentino, cuando estos últimos años le han hecho la guerra acusándolo de ser cómplice de la dictadura militar y cómplice del robo de bebés y cómplice del secuestro y la tortura de dos curitas jesuitas: ¡cómo los zurdos de mi país han escupido sobre la honra de Jorgito, cómo lo han llenado de juicios y lo han obligado a declarar a la justicia en forma humillante, cómo se han meado sobre él por mezquinas venganzas políticas! Pues mirá vos quién ganó la batalla: ahora Jorgito es Papa y Cristina tiene que ir a besarle los pies y Néstor está tomando mate con Chávez y Gadafi en el horno. Yo tengo muchos amigos gays y hasta me he acostado con algunos de ellos cuando hemos estado en pedo y apoyo el matrimonio gay o el matrimonio igualitario como lo llamamos en Buenos Aires, y entiendo que mis amigos putos no lo quieran a Jorgito porque dicen que es homofóbico y que los discrimina y que se opuso al matrimonio igualitario que sacó adelante Cristina. Yo, en ese punto, y solo en ese punto, apoyo a Cristina, y no porque yo sea lesbiana, que no lo soy, a mí nada me gusta más que comerme una poronga cruda, doblada, y a falta de eso tengo que comerme unas de plástico que compro en Amazon, qué más da. Pero me parece que mis amigos putos, que son adorables, ya exageran: ¿qué quieren, que el Papa sea puto también, que elijan Papa al chocolatero Fort o a Flor de la V o a Gasalla? Dejate de joder, nene, ¿qué querés, que el Papa baile en lo de Tinelli y esté a favor del consumo de marihuana y del aborto y de las bodas entre putitos? ¡El Papa es el Papa, dejate de joder! ¡El Papa tiene que defender lo suyo, si no lo echan como echaron a los dos jesuitas en tiempos de los gorilas y no llega a ser Papa ni Arzobispo ni Cardenal ni Párroco de la Iglesia de la Poronga Ciega de Salta!

Mi devoción al Papa, a este Papa, es absoluta, total, como es total y absoluto mi amor por la Argentina, el mejor país del mundo. ¡Cómo estarán sufriendo los brasileros! ¡Cómo les habrá quedado el orto ardiendo a los chilenos huones! ¡Cómo nos envidian los brasileros y los chilenos! Lo siento, pero Maradona es argentino, Messi es argentino, el Papa es argentino, Máxima de Holanda es argentina, Susana Giménez es argentina, Sandro fue argentino, Gardel fue argentino, Charly es argentino, Borges fue argentino (en ese orden de importancia), Calamaro que es el más grande de todos es argentino, Diego Torres que es mi vecino en San Fernando es argentino, y no sigo porque es obvio que somos los mejores, los más cancheros, los que tenemos más onda. ¡Hasta en la religión, que es cero onda, el único que tiene onda es Jorge Mario, tenía que ser argentino! ¡Qué onda tuvo cuando aceptó el Papado re tranqui, cero dramas, cero quilombo! ¡Qué onda, qué glamour para ir a pagar el hotel sin ponerse esos dantescos zapatos colorados como el inefable alemán!

Lo único que le critico al Papa es que en su discurso en el balcón hablara en italiano, yo esperaba que dijera unas palabras en argentino, que le dedicara este triunfo a la Argentina, que se pusiera a saltar como un argentino más y cantara ¡vamos, vamos, Argentina, vamos, vamos, a ganar, que esta barra bullanguera, no te deja no te deja de alentar! Yo esperaba que se sacara la sotana y mostrara una remera de la selección con el número 10 de 'La Pulga', esperaba un gran momento argentino, pero entiendo que el Papa tenía que guardar las formas y hacerse el tano, después de todo es hijo de tanos y está rodeado de curas italianos que no lo quieren. Pero estoy segura de que cuando Jorge Mario venga a Buenos Aires va a ser un quilombo total y hasta mis amigos putos se van a poner en pedo y van a aplaudirlo con frenesí y Jorge Mario va a terminar cantando en el Gran Rex el tema de Sandro que más me emociona: Rosa, Rosa. ¿Por qué este Papa, que viene a modernizar las tradiciones milenarias de la Curia Romana, no puede cantar Rosa, Rosa? ¿Por qué el Papa argentino no puede cantar, decime? Todo bien con rezar, no me opongo a que el Papa rece, está en su derecho, pero ante todo y antes de ser Papa debe recordar que es argentino y el sueño de todo argentino es cantar en el Luna Park una canción de Sandro (tiene que ser Rosa, Rosa), una de Charly (Demoliendo hoteles, me parece) y una de mi vecino Diego Torres (Color Esperanza, ¿te imaginás un recital del Papa y Diego y Shakira, que es argentina, que no se me haga ahora la culé, cantando Color Esperanza?).

Yo sé que Jorge Mario va a ser un gran Papa porque es un gran argentino y porque es grosso, re grosso, cuervo y anti K y políglota, ¡es como si hubieran elegido Papa a Viggo Mortensen, la concha de su hermana! Qué fiaca me da ir hasta el Vaticano, pero es mi deber como argentina, mañana me voy en Alitalia con mis mejores amigas, lo más panchas todas, a celebrar el triunfo de nuestro Jorge Mario querido y si me la encuentro a Cristina en Roma no la saludo y le hago un desaire y le muestro el crucifijo que me regaló Lilita Carrió a ver si le saco al demonio que la ha poseído. Qué boluda Cristina de salir a decir que todos los diabéticos somos gente pudiente, de dinero. Yo soy diabética y soy millonaria de toda la vida, en eso dio en el target Cristina, soy diabética porque soy vaga y sedentaria y adicta al dulce y a la poronga brasilera, pero tengo un amigo diabético, que es puto, peluquero en un salón pedorro de Liniers, que no tiene un mango y es diabético porque nació diabético como nació puto, ¡me parece que Cristina debería disculparse con todos los diabéticos pobres del mundo, que son tantos, digo yo! Solo espero que mis buenos amigos del Clero me den asiento vip (y no silla a secas sino acolchadita) en la ceremonia de entronización de Jorge Mario. Es lo que merezco. Me han prometido una sección lateral vip al lado de Susana y Marcelo y el Chueco Suar, que es judío pero ante todo es un gran productor y no se pierde estos eventos. Me dicen que Palito Ortega va con Charly García a cantarle al Papa, mirá qué lindo sería ver a Charly rehabilitado cantándole Chipi Chipi Bombón a Jorge Mario, mirá qué copado sería que Palito cantara Despeinada en el Vaticano, qué ilusión tan grande tengo de tomarme mañana el Alitalia y pasarme una semana bomba, en pedo astral, celebrando el Papado de Francisco.

Y todo bien con llamarse Francisco, pero ¿no hubiera sido más argentino llamarse Carlitos o Diego o Lionel? Si se llamaba Papa Lionel I, o el Papa Diego Armando II, hasta los zurdos K se hacían católicos, ponele la firma, te lo digo yo, que soy argentina como el dulce de leche y que he comido más dulce de leche (y leche en general, sobre todo brasilera, vos me entendés) que cualquier noble señora argentina de mi barrio de Pilar, country Highland. Jorge Mario, ¡sos grosso, sos más grande que Sandro, no te mueras nunca, genio!