[Opinión] Javier Alonso de Belaunde: Canción urgente para Nicaragua. (EFE)
[Opinión] Javier Alonso de Belaunde: Canción urgente para Nicaragua. (EFE)

Daniel Ortega celebró cínicamente en Managua su triunfo en las elecciones del domingo. Este le permite sumar un nuevo periodo de gobierno ejerciendo la presidencia del país centroamericano. Será el cuarto consecutivo. Veinte años seguidos en el poder. En otro sistema sería quizás una hazaña política, pero, está muy lejos de ser el caso. No se puede perder cuando se corre solo.

Los comicios del domingo no fueron libres, ni justos, ni transparentes, como bien señala nuestra Cancillería en un comunicado ejemplar. Y es que el proceso no contó con observadores internacionales de credibilidad, neutralidad de las autoridades, libertad de expresión, libertad de reunión ni, a todo esto, con verdaderos candidatos. El régimen encarceló con anticipación a siete aspirantes a la Presidencia y disolvió partidos políticos rivales. Las elecciones se dieron en un contexto de represión, corrupción, fraude e impunidad estructural. El resultado electoral es solo un mal maquillaje para una dictadura.

Son los actos finales de un proceso gradual de concentración de poder que empezó hace más de una década. Suma cientos de muertos, miles de heridos, detenidos y exiliados, como detalla un informe lapidario de la CIDH, órgano regional de derechos humanos bajo la vicepresidencia de la profesora peruana Julissa Mantilla. Nicaragua es hoy, en palabras de la Unión Europea, una “república del miedo”.

La conocida canción de Silvio Rodríguez en elogio a la revolución sandinista que da el título a esta columna requiere, pues, de urgente actualización. Reelección indefinida es antónimo de democracia. Lo dicen la Corte IDH y el sentido común. La democracia está partida en Nicaragua. Frente a esta situación, la esperanza queda en la sesión de la Asamblea General de la OEA que se inaugura en la fecha. Se espera que acuerde medidas efectivas contra la dictadura de Ortega. “Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla”, dice la Carta Democrática Interamericana. Toca cumplir.