Jorge Barata señaló que se reunió con presidente de la Confiep y otros empresarios para acordar aporte a Keiko Fujimori en 2011. (Composición)
Jorge Barata señaló que se reunió con presidente de la Confiep y otros empresarios para acordar aporte a Keiko Fujimori en 2011. (Composición)

En las últimas semanas, el sector privado ha sido duramente criticado, y en particular la Confiep, al haberse opuesto públicamente a través de anuncios en medios a la candidatura de Ollanta Humala en 2011. Ya pocos recuerdan al Humala de polo rojo, hijo ilegítimo de Hugo Chávez. Ya muchos prefirieron olvidar el miedo que aquel candidato inspiraba.

Una de las grandes críticas al sector privado y a la élite empresarial peruana es su falta de convicción y presencia en el desarrollo del país. A diferencia de otros países como Colombia o Chile, donde tiene un rol preponderante, vinculado al financiamiento de think tanks y de investigaciones en la academia, en el caso peruano, el sector privado siempre ha preferido antes que construir una visión de país y contribuir al desarrollo, optar por el mercantilismo. Con la captura de rentas por delante, los empresarios peruanos se mantienen al margen de la política o, mejor dicho, por detrás de ella.

En democracia existen distintos grupos de interés y ellos tienen derecho a defender e impulsar sus intereses actuando con transparencia y dentro de la legalidad. Quienes creen en la economía de mercado defenderán las normas que la impulsen y se opondrán a aquellas que pueden perjudicar el libre desarrollo de la economía y perjudicar las inversiones privadas que son el motor que mueve la economía. Criticarán, además, el mercantilismo y la captura de instituciones políticas y económicas por grupos de interés con acceso al poder, sea por relaciones, sea con dinero.

Mientras que los sectores de izquierda que se oponen a las industrias extractivas y al libre mercado promoverán sus políticas, y para ello usarán los medios de comunicación y la calle. Todo ello es parte del juego democrático. ¿Si la izquierda oenegera está detrás de la oposición al fujimorismo, por qué nos hacemos los indignados si detrás de la oposición a Humala había empresarios? ¿Por qué solo la sociedad civil tiene derecho a participar en política? ¿Acaso ellos no son también un grupo con intereses como lo pueden ser los empresarios?

El problema no es que el sector privado defienda sus intereses, el problema es cuando existe falta de transparencia en el financiamiento y en los intereses ulteriores que llevan a los líderes a promover una política determinada.

El problema es cuando la corrupción entra a tallar y permite que se obtengan beneficios económicos en desmedro de los intereses de los ciudadanos y del Estado.

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