Entre enero del 2011 y febrero de 2015, la DINI efectuó 100,544 búsquedas. (USI)
Entre enero del 2011 y febrero de 2015, la DINI efectuó 100,544 búsquedas. (USI)

Desde los tiempos que los hombres recordamos, los sistemas de inteligencia han sido especialmente valiosos para quienes asumen la gran responsabilidad de mantener a nuestra patria a salvo de enemigos eternos e internos. La capacidad de cualquier Estado Mayor se ve incrementada geométricamente cuando es alimentada por información privilegiada que le permite tomar decisiones maximizando beneficios y disminuyendo costos.

Quizás el mejor ejemplo que puede darse de un trabajo impecable de inteligencia fue el llevado a cabo por los, entonces, comandantes Benedicto Jiménez y Marco Miyashiro cuando el GEIN que dirigían atrapó al más grande asesino de la historia del Perú sin una sola baja o daño colateral de ningún tipo. Ahora bien, por qué es que planteo la relevancia cardinal de los sistemas de inteligencia en nuestro país: no porque no tengamos, sino porque tenemos demasiados.

El Ejército, la Marina de Guerra, la Fuerza Aérea, la Policía Nacional y la DINI (que depende de la PCM) recaban diariamente información sensible para tomar mejores decisiones; no obstante, los informes que emiten pueden ser incompletos o contradictorios. Y lo que tendría que ser una gran ayuda para quienes dirigen a las instituciones castrenses puede terminar siendo un dolor de cabeza.

Esta situación, sin embargo, tiene una solución que debería ser puesta en práctica de una vez: los creadores de la inteligencia moderna (que en buena cuenta los llevó a resistir el brutal asedio nazi desde 1940 hasta 1944) son los británicos. En el Reino Unido se decidió centralizar en un solo edificio todos los sistemas de inteligencia, y –así– se creó MI5 para asuntos internos y MI6 para asuntos externos.

Es lo que tendríamos que hacer aquí, no solo para tener mejor información, sino que ahorraríamos mucho y seríamos bastante más eficientes. Es solo un proyecto de ley.

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