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Redacción PERÚ21

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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com

La justicia se basa en el sentido de oportunidad del sistema, en la transparencia, la predictibilidad y el acceso universal a la misma. Nada contribuye más a una sociedad de iguales que un trato uniforme de la justicia, lo cual implica un sistema que emita leyes pensando en el individuo, sus derechos y responsabilidades, y un poder que administre la justicia de manera intachable. Lamentablemente, no tenemos ni una ni la otra.

El caso Utopía, en el cual se ha tomado el Poder Judicial más de 11 años en dar sentencia, es uno aborrecible y que debiera avergonzar al Poder Judicial, al Estado y a la sociedad en general. Es un caso que debe ser estudiado para que no se repita judicialmente. Y es que no sólo se debe aprender de los casos de éxito sino, y sobre todo, de aquellos donde se falla clamorosamente. Ahí es donde encajan la responsabilidad del Estado y la sociedad en su conjunto: si una sala se permite ejercer justicia con semejante desproporción entre los hechos y las responsabilidades, es en base a un Estado que no cumple su rol y una sociedad que lo permite.

En la noche fatídica murieron 29 jóvenes; empero, en los casi 12 años que han pasado han fallecido 10 padres cuya lucha se vio desatendida. En el interín, se fugaron los principales responsables y el caso estuvo manchado por las corruptelas políticas de siempre. Murió así con ellos, en parte, la justicia.

Nadie está libre de perecer por la irresponsabilidad de terceros; no obstante, todos debiéramos estar en capacidad de ejercer nuestros derechos ante el Estado, así como constatar que los responsables paguen por sus actos.