Indecopi señaló que verifica el cumplimiento del deber de idoneidad, medidas de seguridad y la activación de los seguros correspondientes (SOAT y otros). (Foto: Renzo Salazar/GEC)
Indecopi señaló que verifica el cumplimiento del deber de idoneidad, medidas de seguridad y la activación de los seguros correspondientes (SOAT y otros). (Foto: Renzo Salazar/GEC)

Los videos del momento en el que el bus en Fiori comenzaba a arder son la mejor muestra de la sociedad en la que nos estamos convirtiendo. El número de gente sosteniendo un celular, filmando y tomando fotos, es infinitamente superior al número de personas que intentaba ayudar. A pasos agigantados, la mediatización del dolor ajeno nos está llevando a niveles desconocidos de deshumanización.

Nadie sabe bien cómo va a reaccionar ante una situación así de crítica y peligrosa. Tampoco se trata de arriesgar nuestras propias vidas ni de heroísmos sin sentido, pero, ¿desde cuándo nos hemos robotizado al punto en el que la reacción colectiva sea sacar el celular y no buscar cómo ayudar? Ver a tanta gente sin inmutarse, sin buscar la forma de organizarse, de romper el vidrio delantero o las ventanas laterales, ayudar como sea para que la gente pueda escapar, es desgarrador. Las imágenes muestran el incendio recién comenzando. Había tiempo.

Pocos se esforzaban para buscar una solución. La imagen es brutal. Sobre todo, cuando varios murieron atrapados a metros de una puerta que se mantuvo cerrada por demasiado tiempo.

La culpa de esta desgracia, por supuesto, no es de los espectadores. La responsabilidad es de la informalidad (¿o ilegalidad?) que sistemáticamente termina con la vida de las familias con menos recursos. Este es un recordatorio fatídico de que acceder a un transporte seguro es en nuestro país privilegio de unos pocos.

Tampoco se trata de que los consumidores de un sistema precario sean catalogados de irresponsables que prefieren arriesgar sus vidas todos los días. La gente usa lo que puede pagar y lo que se acomoda a sus necesidades. ¿Qué otras opciones tienen? Combatir la informalidad es también reconocer esa tragedia de realidad y la necesidad de alternativas.

TAGS RELACIONADOS