Este bolsillo apareció por primera vez en 1873 y estaba destinado a guardar relojes. (Foto: pixabay)
Este bolsillo apareció por primera vez en 1873 y estaba destinado a guardar relojes. (Foto: pixabay)

Hace más de 50 años, la astuta observadora social y creación del gran Quino, Mafalda, advertía: “”.

La hace referencia a un desequilibrio entre la producción y la demanda, que causa un aumento constante de precios y una pérdida de valor del dinero. En otras palabras, todo sube y lo que tienes en tu bolsillo alcanza cada vez para menos.

Si pensamos primero en la pandemia, es fácil reconocer que el desequilibrio empezó con la producción. En especial, el COVID-19 desnudó lo trascendental que es China para el comercio internacional y , vitales para fabricar todo desde smartphones, carros, consolas de juego y electrodomésticos.

Las subsecuentes olas de contagio (e, increíblemente, un ) generaron más atrasos en las cadenas de suministro globales, ejerciendo mayores presiones inflacionarias. que se dieron en todo el mundo fueron indispensables para remediar el impacto económico del virus, pero hicieron poco por solucionar la escasez de bienes (y contribuyeron su cuota a la suba de precios también).

A fines de 2021, y eso fue antes de la desmedida y brutal “operación militar” que Putin lanzó contra Ucrania, envolviendo en una red de violencia, sanciones y disrupciones a

Así, vemos cómo en distintos rincones del mundo, desde , y hasta , hay protestas por la continua escalada en el costo de vida. Mafalda nos advirtió, la gente está susceptible, pero esta vez nos debería preocupar que su observación aplica a una escala global.

Lea mañana a: Javier Alonso de Belaunde