(Fotos: GEC)
(Fotos: GEC)

Con la transferencia de poder ya cada vez más cerca, congresistas de las bancadas más notorias han comenzado a trazar los lineamientos para constituir la próxima Mesa Directiva, que se elegirá en menos de dos semanas (26 de julio). Uno de los primeros objetivos debería ser la defensa de la democracia, del Estado de derecho y de los fueros parlamentarios, ya que, precisamente, estos han estado bajo constante ataque desde las retóricas más extremistas de los grupos que se enfrentaron en la segunda vuelta.

La pregunta es ¿se podrá lograr esta defensa de los valores básicos de la democracia si quien preside la citada Mesa es un legislador de Perú Libre? Conviene recordar que el dueño de ese partido, Vladimir Cerrón, y algunos de sus adláteres como Guillermo Bermejo han declarado, no una sino muchas veces, que tienen como objetivo “irrenunciable” y “no negociable” cambiar la Constitución saltándose la vía parlamentaria, a través de un referéndum que presuntamente los autorizaría a convocarla.

Por ello, ante una posible proclamación de Pedro Castillo como ganador de las elecciones, sería asaz saludable que la presidencia del Congreso de la República no recayese en el partido del lápiz, ni tampoco en Fuerza Popular, para no prolongar la polarización de la campaña, como atinadamente ha sugerido la congresista electa Adriana Tudela.

Recordemos que el país ya ha vivido no hace mucho un nefasto periodo de gobierno marcado por los enfrentamientos de poderes del Estado, entre el Ejecutivo y el Legislativo. Y en esta oportunidad, más que revivir un nuevo escenario de conflicto político, que volvería a poner en riesgo la gobernabilidad, el país necesita de una oposición lúcida y vigilante, de una fiscalización permanente al Ejecutivo desde la plaza Bolívar, dadas las tendencias autoritarias, antidemocráticas, puestas de manifiesto tanto por el candidato como por connotados líderes de Perú Libre.

De confirmarse los resultados de la ONPE, será imprescindible que el Congreso no caiga en manos oficialistas. Hoy más que nunca, el futuro de nuestra democracia dependerá de un adecuado, firme, contrapeso de poderes.


TAGS RELACIONADOS