“Esta nueva crisis una vez más nos recuerda nuestra débil institucionalidad, que ha sido ocasionada por una clase política irresponsable que de cuando en cuando tiende a interpretar de manera antojadiza la Constitución”.  (Foto: Congreso de la República)
“Esta nueva crisis una vez más nos recuerda nuestra débil institucionalidad, que ha sido ocasionada por una clase política irresponsable que de cuando en cuando tiende a interpretar de manera antojadiza la Constitución”. (Foto: Congreso de la República)

En los últimos días el Congreso aprobó una moción de vacancia del presidente Martín Vizcarra aduciendo “incapacidad moral” por unos audios que se propalaron de unas conversaciones privadas con gente de su entorno cercano. Parecería que el impacto de los audios y la posible vacancia se han diluido rápidamente y ya varios líderes políticos, algunos con bancadas, han manifestado su desacuerdo con la misma.

Esta nueva crisis una vez más nos recuerda nuestra débil institucionalidad, que ha sido ocasionada por una clase política irresponsable que de cuando en cuando tiende a interpretar de manera antojadiza la Constitución para intentar remover Presidentes o disolver Congresos sin ningún atisbo de vergüenza, muchas veces con el beneplácito de la población.

Hace casi un año escribí un artículo donde expresaba mi preocupación por nuestra precaria democracia e institucionalidad, lo que ha quedado reforzado con lo acontecido en los últimos días. Un gran porcentaje de la población no ve al Estado con buenos ojos y lo percibe ineficiente y lejano, incapaz de resolver los problemas, lo que da pie a los políticos para interpretar la Constitución a su antojo para consolidar su poder. Lo que necesitamos es mejor gobierno, mayor institucionalidad y políticos honestos; no menos democracia.

Es indispensable que se modifiquen aquellos artículos pocos claros de nuestra Constitución que socavan aún más nuestra precariedad institucional y permiten que gobernantes o Congresistas se aprovechen de ellas para hacerse del poder o para acrecentarlo. En particular hay que precisar taxativamente lo que se entiende por “incapacidad moral” y definir mejor las causales para disolver un Congreso. Recordemos que el TC a duras penas pudo declarar constitucional la disolución del Congreso anterior (la votación fue 4 a 3). Hay que fortalecer a nuestras precarias instituciones.

Varios amigos justificaron la vacancia insistiendo en que un presidente mentiroso es suficiente motivo para vacarlo. ¿No mintieron nuestros recientes presidentes en innumerables ocasiones extensamente documentadas? Nadie propuso vacarlos por ello. Mencionan también que esto no afecta la institucionalidad del país ni nos hace menos democráticos. Discrepo porque al igual que la reciente disolución del Congreso, introduce un precedente muy nocivo, ya que en el futuro cualquier Congreso que se sienta fuerte podrá proponer algo similar para tomar control del Ejecutivo por la puerta falsa.