(USI)
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Redacción PERÚ21

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Kaiba Gionfriddo es un niño estadounidense que nació con una extraña enfermedad. No podía respirar bien, a tal punto que todos los días sufría una crisis que podía matarlo. Tenía seis meses de vida y un diagnóstico nada alentador. La solución llegó de la mano del pediatra Gleen Green y del ingeniero biomédico Scott Hollister, quienes trabajaban en un método experimental. Ambos, tras realizar diversos análisis al niño, diseñaron una férula para ayudarlo a respirar mejor. La novedad fue que el objeto se materializó gracias a una impresora 3D. Kaiba se salvó.

¿Qué es una impresora 3D? Es un dispositivo que permite fabricar objetos tridimensionales reales a partir de un diseño digital realizado por una persona. La impresora solo necesita el archivo con el diseño, un cartucho y tiempo para hacer su trabajo. Es posible crear una botella de plástico, digamos, pero también una férula médica como la que salvó a Kaiba. De hecho, se está empleando para crear juguetes, adornos, ropa, prótesis, instrumentos musicales y hasta armas letales, aplicación que, obviamente, ha causado polémica.

Lo cierto es que la impresora 3D apunta a cambiar muchas cosas en cuanto a la experiencia del usuario. Es decir, además del impacto que está produciendo en el sector industrial, ¿se imagina tener el poder de crear, en su propio hogar, cualquier objeto?