notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com

Ciertamente, el "viento de cola" que experimentamos por lado internacional decayó entre el 2010 y el 2013; no obstante, dicha tendencia se estabilizó hacia fines del 2013, y se espera que en el 2014 la economía mundial recupere la actividad y se acerque al 3,7% (FMI). La expectativa se encuentra hoy en las economías avanzadas (Estados Unidos, Japón y Europa) más que en las economías emergentes.

China es nuestra principal incógnita en el frente externo. Es el principal comprador de cobre, metal que significa casi el 42% de nuestras exportaciones (cerca de US$10,000 millones). El enfriamiento de la economía china, manufacturera en su gran mayoría, explica la importante caída del precio (cerca de 20% durante el último año).

Es cierto, entonces, que parte importante de la caída en la producción local tiene como causa la desaceleración china. No obstante, ese factor pudo preverse y remontarse. La primera forma era facilitando la puesta en marcha de los proyectos mineros en lista. En parte por razones burocráticas, en parte por razones ideológicas, lo cierto es que el desinterés –real, no retórico– de este gobierno en la actividad minera ha mermado nuestra capacidad de incrementar la producción frente a la caída de precios.

Lo otro es revisar los hechos internos. Dos cosas creo que se encuentran ligadas a la desaceleración: la primera es el ruido político. La prima de riesgo político es muy alta, y es mayor cuando la economía languidece. La segunda es la manía regulatoria de este gobierno. Tenía que pasar factura, era inevitable.

Siempre estamos a tiempo de regresar al crecimiento con inclusión. Crecer, a estas alturas, es más una decisión que un imponderable. El gobierno tiene que decidirse por un plan de estabilidad política, que incluya una apuesta absoluta por la institucionalidad. Lo económico será un –casi inevitable– corolario.