Villarán es investigada por la fiscalía por los presuntos delitos de asociación ilícita, cohecho pasivo propio y lavado de activos en agravio del Estado. (Foto: Hugo Pérez / GEC)
Villarán es investigada por la fiscalía por los presuntos delitos de asociación ilícita, cohecho pasivo propio y lavado de activos en agravio del Estado. (Foto: Hugo Pérez / GEC)

A estas alturas, con políticos de todas las ideologías detenidos o procesados, no se puede afirmar que la justicia peruana en su conjunto –al margen de sus excesos o desaciertos– tenga hoy un sesgo ideológico (tal vez sí algunos operadores específicos).

La prisión preventiva muestra dos requisitos: apariencia de delito (de cierta gravedad) y peligro procesal (fuga u obstrucción). Esos factores son contingentes y coyunturales, no ideológicos. Susana Villarán, por ejemplo, tiene un caso jurídicamente muy sólido en su contra, pero no estoy seguro si en su caso había peligro procesal. Por el contrario, Keiko Fujimori desplegó conductas obstruccionistas de la justicia (recordemos el chat La Botica), pero la teoría jurídica aportes de campaña = lavado de activos es muy discutible. Y así, cada caso tiene sus particularidades y no se deben meter en el mismo saco. Igualdad ante la ley es dar el mismo trato a quienes han actuado exactamente igual. No es el caso.

Tanto en lo jurídico como en lo moral debemos distinguir los hechos diferentes, sus contextos, sus intensidades. Como dijo el escritor israelí Amos Oz, “quien no distingue los grados del mal se convierte en un servidor del mal”. Decir “todos están igualmente podridos, que se vayan todos” inevitablemente nos conducirá en 2021 a la elección de un liderazgo antisistema, de izquierdas o derechas, como escribí hace unas semanas. Pero también es deleznable el maniqueísmo de quienes, justamente desde ambos extremos del espectro, pretenden que el otro lado es el único podrido. La responsabilidad penal y moral es individual, depende de las personas específicas, no de las ideologías. Existe gente decente –equivocada o no– y gente corrupta –incluso cuando piense como uno– en la izquierda y en la derecha.

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