Minedu detalló que iniciará una campaña en todo el país para resolver las dudas de los padres de familia. (Foto: Minedu)
Minedu detalló que iniciará una campaña en todo el país para resolver las dudas de los padres de familia. (Foto: Minedu)

El enfoque de género llegó al Perú y ha generado furiosas controversias. En 1995 tuvo lugar la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing. Tras un análisis general sobre las inequidades que sufre la mujer en el mundo, se propuso una plataforma de acción, una hoja de ruta para los países miembros de las Naciones Unidas orientada a una participación igualitaria de la mujer en la sociedad.

En un mundo de medias naranjas, una mitad lleva la peor parte. La plataforma exige actuar sobre las principales brechas identificadas: la violencia contra la mujer, deficiencias y agravios comparativos en el terreno educativo, laboral y sexual. No hay discusión.

Mujeres y hombres, en igual número, de exacta dignidad, con el mismo potencial intelectual, merecen los mismos deberes y derechos ciudadanos. La posibilidad de contribución social debe ser simétrica. ¿Por qué las controversias?

Parece que los alcances no controlados del denominado enfoque de género vulneran las libertades individuales. El enfoque de género atribuye las diferencias entre hombres y mujeres esencialmente a construcciones culturales, tradiciones. (J. Butler, Gender Trouble).

El gurú Y. Harari, en su millonario best seller Sapiens, desdeña las diferencias biológicas naturales y explica el dominio machista en tradiciones montadas con la sola intención de someter. Estructuras familiares, religiosas y sociales al servicio de la dominación. Como en la dialéctica marxista, clase social y género, uno contra el otro. ¡He ahí la cuestión!

La “solución” vulnera la libertad. Marx fustigó la propiedad privada. Este enfoque de género vapulea la familia, la tradición, la cultura, la fe y, lo que es peor, la complicidad soberana de la pareja.

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